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Los medios latinos y la psicosis por Trump

Donald Trump, el excéntrico personaje de los Simpson, nos guste o no nos guste, es el nuevo presidente de Estados Unidos, la primera potencia militar, económica y política del planeta. Su ascenso al poder rememora los albores de los años 30 del siglo pasado. Casi nadie tomaba en serio a Hitler y muy pocos creían que se convertiría en el Führer.
El 30 de enero de 1933 asumió la Cancillería alemana y, a la muerte del presidente Paul von Hindenburg, acaparó todos los poderes y disolvió por decreto los partidos de oposición.

El panorama es diametralmente distinto con Trump, no solo por los pesos y contrapesos de la ancestral y bien afianzada democracia norteamericana, sino por las circunstancias de aquella época y la actual. Pero sí hay una marcada preocupación entre la comunidad latina, incluidos los hondureños.

EL HERALDO publicó en su edición de ayer que los compatriotas residentes en la Unión están en shock. Se calcula que en EE UU hay unos 11 millones de indocumentados y la Cancillería catracha estima que unos 800 mil son connacionales.

Justa y razonable zozobra. Máxime con esas profecías de Nostradamus que circulan en las redes, referentes a que el “bufón” ha llegado a gobernar la nación del águila y las estrellas, “para oprimir a los mestizos con poderosa mano castigadora. Sangre, llanto y hambruna” se avecinan.

¿Tienen fundamento el shock, las profecías y los negros nubarrones de las aves agoreras del patio? Ojalá que no.
Más quisiéramos creer que es el resultado de la campaña insensata, malévola y hasta perversa que la mayoría de medios gringos desataron en contra de Trump, entre ellos las cadenas de televisión hispanas.

La mayoría de compatriotas y una gran parte de los latinos residentes en la Unión se alimentan de esas cadenas, que lo único digerible que transmiten son sus noticiarios. De allí para allá, pasan todo el día embruteciendo a los pobres latinos con novelas, chismografía de la farándula y programas musicales de narcocorridos.

Dios quiera que esa psicosis solo sea el corolario de la campaña anti-Trump. Si no es así, Dios que nos socorra.

*Periodista