Si el Partido Nacional de Honduras pierde las elecciones generales será ante su tradicional rival, el Partido Liberal, pues al insistir con el tema de la reelección del presidente más impopular de la historia política moderna, sumado a la pésima selección del candidato que representará a Libre, se les abrió a los liberales opciones de un triunfo categórico este último domingo de noviembre.
Y esta posibilidad hay que reconocerla de forma clara y contundente, los únicos que creen que la mayoría de los hondureños “se mueren” para que este gobierno continúe… son los que están en el gobierno. Sin embargo, la población y la oposición reconocen que esta administración hizo cosas buenas, malas y feas.
El balance que hagan los electores de los logros versus una reelección presidencial forzada será la que determinará la salida del partido en el gobierno que, teniendo una carta más clara de triunfo como el alcalde de la capital, optó por una reelección con tinte a imposición que tiene con mal sabor de boca a los hondureños y con sed de evitar la perpetuidad de un grupito de personas en el poder.
La vocación demócrata de más 30 años del hondureño se basa en la alternabilidad en el ejercicio del poder, el propio presidente JOH ya dijo preocupado que: “serán otros los que vendrán a recoger los frutos de su administración” y al insistir en el “voto con raya continua” para sus diputados es sinónimo de desesperación pues muchos diputados azules ya la rayan en el Congreso.
Todo apunta a que Luis Zelaya será el triunfador pues el día de las elecciones lo más seguro es que los de Libre le presten su voto, los cachurecos deschavados y avergonzados por el saqueo de IHSS también lo harán, al igual que los independientes y el voto pensante.
No hay duda de que las condiciones están dadas para el triunfo del Partido Liberal.
Dennis Espinal
Ciudadano
