Las caravanas de miles de personas que salen de su tierra y emprenden un viaje plagado de peligro y de dificultades sólo buscan la posibilidad de tener una oportunidad de salir de la pobreza al dejar la tierra donde uno nace, sabiendo que quizás nunca vuelva.
No es nada fácil el dejar a la gente que uno ama, solo el que lo ha vivido lo puede entender y lo puede describir. Esas caravanas en su mayoría es gente que busca la oportunidad que le fue negada en sus países. Es inhumano e inmoral el rechazar a estas personas que están huyendo de la pobreza, de la inseguridad, de la delincuencia, de la corrupción, de la indiferencia.
Lo que uno espera al ver ese drama humano es el respeto a la vida y a la dignidad humana, uno espera que todas estas personas sean tratadas con tolerancia, con bondad, con amor y con dignidad. Lo que menos se espera es que se les espere con militares armados cuando lo único que esta gente busca es una oportunidad para poder alimentar a sus hijos.
Es realmente lamentable que un país no pueda retener a su gente más vulnerable, es una pena y una vergüenza que una nación no pueda brindarle a su gente la oportunidad de vivir dignamente; es una pena y es lamentable tener que ver las mil dificultades que esta gente está pasando. Y cuando hablo de nación me refiero a todos los que formamos esa nación, nadie se queda afuera, damos pena internacionalmente por no poder hacer nada por los que más necesitan y en esto estamos incluidos todos. Damos pena por dejar la carga que nos corresponde a nosotros a otros países, que al final de cuentas no tienen la culpa de nuestros males..