Cartas al editor

La pirámide de la educación

En Honduras cada día las condiciones sociales y las decisiones de las autoridades de educación se prestan para que la enseñanza del país carezca de calidad. Y lo peor es que la educaci?n es una cadena en donde si un eslabón es más débil que otro, las repercusiones tienen un efecto dominó.

En el nivel preescolar, hablando de educación pública, es clave que los niños aprendan a desarrollar su motor fino, es aquí en donde la creatividad debe impulsarse al máximo, para que desde pequeño sepan cuáles son sus fortalezas y sus debilidades. En el nivel escolar, los niños deben saber cuántos departamentos tiene el país, quiénes son los próceres, cuáles son los símbolos nacionales, en fin, conocer su cultura, y enseñarles que deben tener identidad propia; tener una buena caligrafía, defecto que más adelante es difícil de corregir.

Los jóvenes de media, por su parte, son los que deben estar a la vanguardia de lo que sucede en el mundo, pero también de lo que sucede acá, aprender bien las ecuaciones, los límites geográficos, conocer sus derechos según la Constitución de la República, tener buena ortografía, saber defender sus criterios con argumentos sólidos, etc. En la universidad, ya las cosas son a otro precio, muchos catedráticos se olvidan de que así como el mundo evoluciona, la enseñanza igual, y no creer que somos dioses, que todo lo sabemos, en donde nuestra posición frente a los estudiantes ya no debe vertical, sino horizontal, pues en nuestras manos está forjar a los profesionales que tienen la obligación moral de sacar a su patria adelante y propiciar un cambio para sus futuras generaciones, de cada joven universitario debe despertar el espíritu emprendedor, el de atreverse no solo a soñar sino también a cumplir sus sueños, y como dice una frase por ahí “estudiar da sueño, pero también los cumple”.

Pero, lastimosamente, los maestros no se dan abasto, y las escuelas e institutos, e incluso la UNAH, cuentan con grandes retos: escuelas que se caen a pedazos, colegios con pocos docentes, se comparten los libros, no hay fotocopiadoras ni bibliotecas, no hay ganas políticas. Que esto cambie. Pirámide decadente.