Esta es la historia de un niño, que rompió la matriz de su madre, una sencilla y humilde mujer, descendiente de noble alcurnia y como lo declara, Éxodo, 13:1,14; y Lucas: 2:23, sería apartado y llamado Santo por todos los siglos, igualmente que todo varón primogénito a través de los tiempos.
Su Santa Misión, fue predicar el gran mensaje de la salvación a la humanidad, para ello, derramaría su sangre para lavar los pecados de cada persona que cree en Él.
Predicó su mensaje por tres años, acompañado de sus apóstoles; tenía 33 años, cuando eso sucedió.
Un día domingo, ordenó a dos de sus discípulos, que la trajeran un burrito del vecindario…montado en aquel manso animalito, entró a la ciudad de Jerusalén, todo mundo lo recibió batiendo palmas…uno de sus discípulos, lo traicionó y había estado con él en la Santa Cena; sus peores acusadores fueron los sacerdotes del Fariseísmo; crucificado el 14 de abril del año 30 de nuestra era, Resucitó al tercer día… Ascendió a las mansiones del Eterno Padre; retornará, cuando este mundo sea purificado, dentro de 5,000,000 de años, (2 Pedro: 3:8-15).
Estamos ya en la tan esperada Semana Santa; el gobierno y algunos de sus subalternos, sin medir las funestas consecuencias, dieron luz verde para que la ciudadanía salga a tropel a vacacionar: ¿No creen que ese asueto, será un suicidio para muchos?
Compatriotas, antes de salir de casa, deténgase unos minutos para que contemple el rostro de sus padres, sus abuelos, hermanos y demás parientes; pudiera ser ésta su última Semana Santa; o el adiós a este mundo, para después estar entubado en una sala de Covid en algún hospital; y si en la tercer semana de abril, no hay cupo en esos centros, tendría que resignarse a morir en su casa, contagiando a medio mundo. ¡Dios no lo quiera!
La gran esperanza: La sociedad debe tomar consciencia para leer, estudiar, conocer y practicar los mensajes de la biblia. La importancia consiste: en empoderarse de las enseñanzas de Jesús.
