Los milagros que el Todopoderoso hace en la vida de cada uno de nosotros no están estrechamente ligados a la religión, pues Dios es amor, no religión.
Para tener fe no es necesario congregarse en una iglesia, para tener fe se necesita saber que el Omnipotente siempre estará con nosotros, y que nuestras peticiones de corazón son promesas para nuestras vidas, que basta con darle gracias al Padre creador por cada día de vida, porque nos tiene con salud, un techo y con el pan nuestro de cada día.
Y pues me incomoda cuando muchas personas cuestionan mi fe solo porque no asisto a una iglesia, o quizás porque mi personalidad rompe los esquemas religiosos, o creen que no conozco la palabra del Señor, ¿pero acaso ellos saben el mar de bendiciones que Dios me ha dado?
La fe de muchos de nosotros no es de esas que se andan propagando, para nada, es de sentir, de saber que vamos a superar cualquier obstáculo, porque el Hijo del Padre ayuda a cargar nuestros problemas, y nos acompaña en nuestra travesía diaria.
Para mí, la fe es algo que el Padre me ha dado siempre de a poco, y gota tras gota, el vaso de mi vida se ha ido llenando, Jehová me ha enseñado que las cosas me llegan a su tiempo, que es perfecto, y me encanta que todo lo que me da, lo recibo de a poco, una, porque no me vuelvo prepotente con cada logro, y dos, porque lo que Dios da, solo Él lo puede quitar, y si te lo quita es porque algo mejor tiene preparado para uno. La fe es creer que no hay imposible para el que cree en el Señor Jesucristo, es ante todo mantener la esperanza de que a pesar de haberlo perdido todo, nos volveremos a levantar, así como lo hizo Job, o como José después de ser esclavo, gracias a que sus propios hermanos lo vendieron, con el paso del tiempo, se convirtió en la mano derecha del faraón.
En pocas palabras, cada quien vive la fe a su manera, y siente las maravillas de Cristo en nuestras vidas, mi única religión es Dios..