El francés Jules Gabriel Verne, conocido en los países hispanohablantes como Julio Verne, fue un escritor, poeta y dramaturgo francés, célebre por sus novelas de aventuras y por su profunda influencia en el género literario de la ciencia ficción.
Fue un distinguido personaje quien por exigencias de su padre debió haber sido abogado, pero por vocación nata decidió mejor sentarse a escribir libros considerados como célebres y en los cuales vaticinó, a través de la ciencia ficción, eventos e inventos que hoy son una realidad, tales como la llegada del hombre a la luna y la masificación del internet.
Nació en 1828 y falleció en 1905.
El autor fue condecorado por el gobierno de su país con la Legión de Honor por sus aportes a la ciencia y la educación, y que en la actualidad es uno de los escritores más traducidos en el mundo.
Es una lástima que no naciera en Honduras una mente tan brillante como la de Verne y que alguien con su talento para ver el futuro llegara a ser presidente de nuestra nación. Pero da más lástima saber que luego de 38 años de vivir en democracia no hayamos tenido un tan solo presidente con visión de futuro o un soñador que gobernara para las siguientes generaciones.
La sobrepoblación, para el caso de Tegucigalpa, debió haber sido prevista por gobiernos anteriores, al igual que el actual debería ver las altas tasas de densidad de la población presente, las madres adolescentes que repercutirá en el futuro cercano en la calidad de vida individual y colectiva de la ciudad pues es una tendencia del hondureño reproducirse más allá de su capacidad económica.
Para las próximas elecciones deberíamos elegir un presidente que tenga una visión de futuro, establezca metas y trace el camino para llegar a ellas.
“Todo lo que una persona puede imaginar, otros pueden hacerlo realidad”: Julio Verne.
