Opinión

'Actúa por la paz”

La paz es el bien más valioso que hemos perdido los hondureños. El gobierno, la Policía Nacional y los demás llamados “operadores” de justicia han fracasado en su misión de imponerla o recuperarla. Pero la esperanza resurge cuando organizaciones de la sociedad civil, con el apoyo de organismos internacionales, unen esfuerzos para actuar en el eslabón clave de la cadena social: niños y padres de familia.

Y eso es precisamente lo que están haciendo Alianza por la Paz y la Justicia (APJ), la UNESCO, Visión Mundial, Compassión y JAPAS, al promover e impulsar un programa piloto de cultura de paz y no violencia que comienza en 15 centros escolares de Tegucigalpa y Comayagüela y esperan se extienda a otros 200.

Bajo el lema “Actúa por la paz”, los organismos que participan en el programa imparten talleres y distribuyen material didáctico a fin de que los niños elaboren murales alusivos a la paz, estimulándoles para que por medio de historietas y dibujos animados conozcan más sobre el crimen y la inseguridad.

Mientras, los jóvenes y los padres de familia conocen sobre la raíz de la problemática de la inseguridad que sufrimos los hondureños y son invitados a convertirse en promotores de la paz y la no violencia.

Todo ha comenzado en la capitalina escuela Ramón Rosa Número Dos, con la capacitación en valores morales de más de 300 padres de familia con sus respectivos hijos.

Mientras el gobierno —por medio de la Policía Nacional, el Ministerio Público y el Poder Judicial— encuentra el camino correcto para disminuir de verdad los altos índices de criminalidad e inseguridad que afectan al país, programas como el mencionado actúan directamente en el sector del que depende la construcción de un futuro mejor: los alumnos de las escuelas y los padres de familia.

Lo más esperanzador del programa es que cifra sus esperanzas en la gente, más que en las propias instituciones, sobre las que se incrementa la presión a fin de que cumplan con el objetivo para el que fueron creadas.

Obviamente, para que la acción promovida tenga los resultados esperados, resulta indispensable que el gobierno reconduzca sus esfuerzos a fin de limpiar sus propias estructuras de elementos nocivos que más bien están contribuyendo al incremento de la violencia y la inseguridad.

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