Sentado en el sofá de su casa, con las piernas cruzadas, el maestro Rafael Pineda reflexiona pausadamente sobre la real situación de su partido: “Lo siento adormecido, no veo entusiasmo, no veo liderazgo”.
Estas palabras de Pineda Ponce parecen surgir de un hombre que quiere lo mejor para su partido, y se nota sinceridad en su apreciación.
Antes de partir a su hacienda, donde suele pasar ahora que está retirado de la vida pública y política, este veterano dirigente liberal -exministro de Educación, exdiputado, expresidente del Congreso y excandidato presidencial- aceptó hablar con EL HERALDO.
¿Qué pasa con el Partido Liberal?, parece que no arranca.
Es bueno reconocer que se ha fraccionado, los acontecimientos del 2009 lo afectaron y no ha podido recuperarse. Dolorosamente, es bueno decirlo, porque la verdad es hija de Dios, no ha habido liderazgo para levantar al Partido Liberal. Un liderazgo fuerte, vigoroso, decidido, que enfrente los problemas en el momento en que se producen. Pero con todo y esos fraccionamientos, con todo y los señalamientos que se le han hecho, con todo el enfriamiento y la falta de ejercicio que se le ha hecho a la juventud para entender los alcances del liberalismo, con todo y eso las elecciones primarias pusieron en blanco y negro la realidad: el partido está vivo, tiene presencia y liderazgos departamentales.
¿Son reales esas cifras de más de 700 mil votos?
Pueden serlo, en alguna dimensión con algunas adulteraciones, fue reconocido en aquel momento que hubo algunos fraudes. Lamentablemente esa es una conducta negativa que se ha venido produciendo en el curso de los procesos electorales, en todos los partidos.
Con todo y eso el partido está ahí, tiene su candidato, tiene sus candidatos a diputados y alcaldes, pero, tengo que decirlo también, no veo entusiasmo, no veo presencia del partido, no veo respuestas categóricas de la dirigencia del partido con respecto a los hechos que ocurren en la vida nacional. No veo dirección del partido a su bancada en el Congreso de la República, y por lo tanto los diputados hacen lo que buenamente les parece, sin responsabilidad ni para la institución que los llevó al poder ni para respuesta a la sociedad hondureña.
¿Será esto consecuencia de la falta de liderazgo de la cual habla usted?
Ahí hace falta liderazgo. Un liderazgo del partido que le señale que la posición del partido es esta y un liderazgo en la propia bancada, que concluya por hacer sentir a los diputados (liberales) que no están ahí representándose a sí mismos, sino a la institución. Que la responsabilidad histórica de sus actos caerá sobre el partido que representan.
¿Está consolidada la candidatura presidencial de Mauricio Villeda?
Creo que sí. Yani Rosenthal expresó que cuando lo llamen está dispuesto a incorporarse, lo que significa que no tiene oposición al candidato y que acepta los resultados en las urnas.
¿Se le debe dar a Rosenthal la presidencia del Central Ejecutivo del Partido Liberal?
Eso no es tanto como decir dárselo, sino que sea consecuente con los resultados que arrojaron las urnas. A la corriente de Villeda le corresponde la mayoría y por lo tanto los primeros cargos en el Consejo Central. Le tocan la Presidencia, la Vicepresidencia, la Secretaría y la Tesorería.
¿No debe cederlas?
No debe cederlas. Ahí no se puede Qnegociar porque eso lo dieron las urnas. Puede arreglarse una integración de cargos, en los cargos que el Consejo Central Ejecutivo nombre. Rosenthal quiere la Presidencia, y es razonable, él quiere un pie de amigo para poder proyectarse al futuro y volver a ser candidato. Como es joven, yo le diría que eso no es indispensable. Lo que él debe hacer es consolidar su liderazgo.
¿Un dirigente que quiere la unidad de su partido, cree usted que no debe exigir cargos?
Definitivamente. Eso de negociaciones es una cosa reciente. En el pasado las luchas eran cívicas. Se respetaba el resultado de las mayorías.
¿Villeda debe tener un mayor protagonismo ante los hechos del país?
Yo tengo mucho respeto para ellos. Sin atribuirme méritos que no tengo, porque así lo sentí en determinado momento, escribí un artículo diciendo “no hay líder”, pero después dije “ya encontramos el líder”. En pláticas personales con él le exprese: ‘Mire abogado, estas cosas son circunstanciales, usted es un hombre honorable, honesto’.
Yo le diría que asuma la dirección del partido, no la legal, sino la real, por la vía del contacto con los liberales, a manera que el liberalismo sienta que ya tiene un conductor que lo puede llevar al poder.
No sé por qué en algún momento parecería que hay una especie de conformidad con lo que ha ocurrido, parecería que ya se logró todo lo que se buscaba, que ya no hay nada que hacer y el partido está como adormecido. Usted me da la oportunidad de decirle al liberalismo que despierte y de decirle al abogado Villeda Bermúdez que las posibilidades de llegar al poder todavía existen, que los errores del Partido Nacional están pavimentando el camino, pero que hay que asumir la presencia política del liberalismo.
¿Habrá desencantado a los liberales ese millón cien mil votos que sacó el Partido Nacional?
Eso no pasa de ser ficción. Es la ficción del poder y del dinero. Es muy posible que sí hubo compra de votos o votos atraídos por la amistad y el compañerismo o votos que son producto de la gratitud a un favor recibido.
¿Estos votos pueden repetirse en las generales?
Puede ser que en las generales muchos de los que fueron comprados ya no vayan, muchos de los que estén en un cargo público votaron por el candidato del partido, pero en las generales ya no estén dispuestos a votar por él.