Tegucigalpa, Honduras- El subsecretario de Estado de Estados Unidos, Christopher Thomas Landau, expresó una fuerte preocupación ante la sesión extraordinaria del Consejo Permanente Organización de Estados Americanos (OEA) por las presiones políticas y las amenazas dirigidas a las autoridades electorales hondureñas.
Durante la sesión, convocada para evaluar la situación de Honduras, Landau alertó sobre el impacto que estas interferencias pueden tener en la autonomía del Consejo Nacional Electoral (CNE) y del Tribunal Electoral.
El funcionario instó a los países miembros de la OEA a pronunciarse de manera firme y unificada para garantizar que el proceso electoral avance sin presiones, hostigamientos o riesgos de fraude.
También subrayó la necesidad de que las Fuerzas Armadas actúen exclusivamente bajo su mandato constitucional y que los actores políticos eviten proclamarse ganadores antes de que el CNE emita los resultados oficiales.
A continuación su comparecencia íntegra ante el Consejo Permanente:
Muchísimas gracias, señor presidente. Los Estados Unidos desean agradecer a Chile, como presidente de este Consejo Permanente, por haber convocado esta sesión extraordinaria.
También agradecemos a nuestros patrocinadores por haber participado en la convocatoria.
Compartimos lo que se ha presentado por la MOE y la Secretaría sobre la interferencia y la presión política que afectan al Consejo Nacional Electoral y al Tribunal Electoral de Honduras.
En los últimos años, la misión de la OEA ha emitido algunas de las alertas más fuertes en torno a la autonomía y seguridad de las autoridades electorales de un Estado miembro.
La misión ha dejado claro que Honduras debe garantizar —cito— “la plena independencia y autonomía de las autoridades electorales para que estas puedan centrarse en su trabajo técnico”. Han advertido sobre la interferencia y la presión.
Aun así, el ente que cuenta los votos, gestiona el proceso y certifica a los ganadores ha sido sometido a hostigamiento y presiones.
Los eventos en las próximas elecciones generan inquietud. Al parecer, Honduras ya está en crisis. Miembros del Consejo Nacional Electoral han sido amenazados y las Fuerzas Armadas están tomando precauciones.
El Consejo y sus integrantes deben poder desempeñar sus labores. Los miembros de la OEA deben levantar sus voces ahora, antes de las elecciones. Sin sus voces, llamando a un proceso libre de violencia y fraude, podríamos llegar a un escenario incierto para Honduras.
Pido que, de forma unificada, se advierta a las autoridades y a quienes estén amenazando el proceso o busquen perjudicar los resultados. Los comicios del 30 de noviembre deben llevarse a cabo. Los funcionarios electorales deben poder desempeñar sus labores sin interferencia.
Y todo el Congreso debe poder realizar sus funciones, en vez de delegarlas en una combinación de nueve integrantes elegidos por la clase política.
Si el gobierno de Honduras quiere asegurar a su población y a este organismo que las elecciones van a desarrollarse sin problema, creemos que, una vez más, se requiere el compromiso del Consejo Nacional Electoral para desempeñar sus labores, y que el Congreso en pleno —no solo un comité selecto— participe en lo necesario del proceso electoral.
También se requiere un proceso en el que las Fuerzas Armadas cumplan su papel conforme a la Constitución: proteger el material electoral sin participar en el conteo de votos y manteniendo una postura apartidista. Asimismo, es necesario el compromiso de todas las partes y de los partidos para no proclamarse ganadores hasta que el Consejo Nacional Electoral lo indique.
Que quede claro: los Estados Unidos apoyan la integridad del proceso electoral en Honduras. El pueblo hondureño no debe ser privado de su oportunidad de elegir a su próximo presidente y a sus funcionarios en comicios libres de fraude y cuyos resultados reflejen realmente la voluntad popular.
Estos principios no son partidistas, sino fundacionales. Nuestro Comité de Asuntos Exteriores celebró una sesión el pasado jueves para abordar las preocupaciones en torno a la elección en Honduras. Estamos todos unidos —sin importar partidos— en esta causa.
Todo esto está alineado con la Carta Interamericana, que afirma que los pueblos de las Américas tienen derecho a la democracia y que sus gobiernos tienen la obligación de defenderla.