Mientras en el templo la esperaban miembros de su gabinete de Gobierno y multitud de ciudadanos, la política de 62 años llegó junto a su esposo, el expresidente Manuel Zelaya Rosales, para asistir a la misa de agradecimiento.
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'Primero es Dios y después es el pueblo', dijo Castro al bajarse del automotor que la trasladó a dar gracias al creador. De inmediato su hijo le entregó un arreglo floral que la presidenta ofrendó a la Virgen de Suyapa.
'El pueblo está feliz celebrando la instalación de una nueva democracia en Honduras', expresó entre la multitud que coreaba 'sí se pudo'.
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Decenas de personas salieron a saludarla, por lo que miembros de la guardia presidencial tuvieron que crear una valla a su alrededor para permitirle ingresar a la iglesia menor.
Los portones de la Ermita fueron cerrados mientras dentro se desarrollaba el acto religioso.
