¿Quién era Cresencio Arcos, figura clave en la diplomacia y en la crítica de la justicia hondureña?
Arcos será recordado tanto por su trayectoria diplomática como por su valentía para denunciar las fallas del sistema judicial y social de Honduras. Su frase de que la justicia es como serpiente que solo muerde a los descalzos invita a reflexionar sobre un sistema más justo y efectivo para todos.
- 09 de junio de 2025 a las 12:12

Tegucigalpa. Este domingo falleció Cresencio Arcos, embajador de Estados Unidos en Honduras (1989-1993) que dejó una huella profunda en la historia política y social de Honduras. Con 81 años, Arcos será recordado por su compromiso con la región y sus contundentes críticas al sistema judicial hondureño, reflejadas en la famosa frase: "la justicia en Honduras es como una serpiente que solo muerde a los descalzos".
Arcos ocupó el cargo de embajador en Tegucigalpa en un período crucial, justo antes de la caída del Muro de Berlín en 1989. Su llegada ocurrió en un contexto de convulso, en el que jugó un papel importante para contribuir a la estabilidad social en el país, que en ese momento atravesaba una década oscura marcada por las crisis internas y los conflictos armados en la región.
Reconocido por su expertis en economía y política occidental, Arcos fue un crítico abierto del sistema judicial hondureño, al que calificó como altamente politizado y con defectos que se han mantenido sin cambios significativos desde entonces. Su crítica más conocida es la metáfora de que la justicia en Honduras solo muerde a los descalzos, reflejando la percepción de un sistema desigual y parcial.
Tras su labor como embajador, continuó activo en la diplomacia estadounidense, desempeñándose como subsecretario de Asuntos Internacionales en el Departamento de Seguridad Nacional entre 2003 y 2006. Su influencia en temas de seguridad y lucha contra el narcotráfico en Centroamérica fue significativa, especialmente en medio del auge del narcotráfico en la región durante los primeros años del siglo XXI.
Aunque se retiró oficialmente de la función diplomática, Arcos mantuvo su interés en la región, viajando con frecuencia a Honduras. En una visita en 2017, cuando se realizaron las primeras extradiciones de capos del narcotráfico hondureños, expresó su preocupación por la criminalidad en la región y subrayó la necesidad de que tanto el pueblo como las autoridades sean conscientes de la magnitud del problema y trabajen en soluciones concretas, destacando que Honduras, como parte de Latinoamérica, tiene posibilidades de encaminarse hacia un mejor futuro.
En su análisis, vinculó las problemáticas de su país con hechos históricos significativos, como el Muro de Berlín, cuyo cierre criticó públicamente en su momento. Al comparar la construcción de un muro en la frontera de Estados Unidos con México con las cortinas de hierro que separaron a Europa del Este, consideró repugnante que los Estados Unidos construyeran semejantes barreras, recordando las condenas internacionales a los muros comunistas.
Su legado trasciende sus cargos diplomáticos: Arcos es también símbolo de la denuncia de las desigualdades y problemas estructurales en Honduras, en especial del sistema judicial que, según él, continúa siendo un sistema que "solo muerde a los descalzos". Metáfora que aún hoy refleja la percepción de ineptitud y parcialidad en el sistema judicial hondureño.
Su fallecimiento marca el fin de una era para Honduras y América Central, países que enfrentan desafíos profundos en seguridad, justicia y migración. La figura de Cresencio Arcos permanecerá en la memoria colectiva como un defensor de una visión más equitativa y un crítico sincero del sistema que, a su juicio, necesita reformas profundas.