Un total de 300 Fusiles Automáticos Ligeros (FAL) y 300,000 proyectiles calibre 5.56 milímetros (mm) que estaban bajo la custodia del Comando de Operaciones Especiales Cobras desaparecieron hace unos meses de la bodega de ese ente policial.
El extravío se descubrió a finales de agosto de este año, o sea antes del 10 de septiembre, fecha en que fueron destituidos de sus cargos el ministro de Seguridad Óscar Álvarez y el viceministro Armando Calidonio.
La pérdida del arsenal fue confirmada por oficiales de la Policía, que pidieron el anonimato por temor a represalias de colegas vinculados a supuestas acciones delictivas. El Departamento de Logística de la Policía, más conocido como D-4 levantó un inventario en la bodega del escuadrón Cobras, ubicado a inmediaciones de la colonia 21 de Octubre, y constató la desaparición de la gran cantidad de armas y municiones, así como de otros equipos.
El informe realizado por un suboficial fue entregado al director de la Policía, comisionado José Luis Muñoz Licona, quien se mostró sorprendido, según detalles proporcionados.
Actualmente el caso se maneja muy discretamente, similar a otro descubierto el 27 de diciembre de 2007, donde se perdieron 186 armas- entre fusiles y pistolas de distintas marcas y calibres- cuyos responsables nunca fueron castigados.
Sobre esta nueva pérdida de 300 fusiles FAL y 300,000 proyectiles, los oficiales consultados expresaron que semejante cantidad de armas y municiones no salieron en el baúl de carros turismo, sino que el saqueo debió realizarse en contenedores o camiones.
Para ingresar o salir de la instalación de los Cobras, las personas o los vehículos tienen que atravesar dos postas con presencia policial las 24 horas del día. 'Y que nadie haya visto cuando salió el arsenal es sorprendente', criticaron.
Asimismo, otra fuente al interior del escuadrón Cobras aseguró que la pérdida de armas y equipo en estas instalaciones policiales es espantosa.
'Es una suciedad terrible', lamentó tras mencionar nombres de oficiales y clases supuestamente involucrados en el robo y tráfico de armas.
En los contenedores y en la bodega de los Cobras ya no hay armas, casi todas se han perdido. Solo un inventario realizado por una autoridad que no sea la Policía sacaría a luz pública el desaparecimiento de grandes cantidad de equipo, dijo.
Esta persona, no solo se refirió al saqueo de los fusiles FAL, sino también a una gran cantidad de equipo, que van desde diferentes armas que han sido dejadas bajo la custodia del comando policial, hasta la pérdida de municiones y de viejos chalecos antibalas.
La situación en la Policía es grave. 'Por la forma en que se manejan estos casos, uno no se sabe si los altos mandos policiales son cómplices o forman parte directa de los hechos delictivos', cuestionó, mostrándose impotente ante tal situación.
¿A dónde fueron a parar los 300 fusiles? ¿Cuántas personas han sido asesinadas con ellos?, se preguntó.
A su criterio, con la cantidad de armas perdidas bien se puede armar la mitad de un batallón, un grupo subversivo, o varias bandas de criminales y narcotraficantes.
El reciente extravío de las armas y de las municiones también fue reconfirmada por otra fuente civil. 'El tema es conocido en un círculo muy pequeño', incluso el presidente Porfirio Lobo ya lo sabe y está preocupado, afirmó.
Características
Un experto, perteneciente a las Fuerzas Armadas explicó que el FAL es un fusil de guerra de fabricación Belga. Una verdadera leyenda de las armas de fuego. A la Policía se le dotaron de dos tipos: el fusil FAL Para, que es el de culata plegable y del FAL normal. Son fusiles calibre 7.62 milímetros, muy potentes, de gran alcance, necesitan poco mantenimiento y para Honduras fueron de gran importancia en los años 80.
Su capacidad de fuego, al ser usado automáticamente, es entre 650 y 750 tiros por minuto. En la cadencia de tiro semiautomático, no arroja más de 12 disparos por minuto. Su alcance máximo es de 2,000 metros y un alcance efectivo de 600 metros.
'Es una arma muy poderosa. Si un disparo a gran distancia le alcanza el brazo o la pierna se lo mutila'. En el mercado del bajo mundo, un fusil de este tipo nuevo puede andar entre los 20 y 25 mil lempiras, y ya viejos pueden costar entre 12 y 16 mil lempiras, aseguró.
Sobre las características de los proyectiles calibre 5.56 mm, el experto precisó que este tipo de munición se utiliza para los fusiles M-16, para los fusiles AR-15, para el Galil y para el Pietro Beretta, incluso para una versión de AK-47.
Dotación
Antes de pasar al orden civil, la antigua Fuerza de Seguridad Pública (FSP) utilizaba la carabina M-1. Sin embargo, en 1997 las Fuerzas Armadas al recibir el fusil M-16, le traspasó a la Policía Nacional parte de los fusiles FAL.
Esto ocurre luego que la Policía pasa del poder militar al civil mediante decreto número 229-96 del 17 de diciembre de 1996.
Como el FAL es una arma de guerra, la junta interventora presidida por el fallecido doctor Hernán Corrales Padilla, dota en 1999 a la nueva policía de fusiles Galil y Pietro Beretta.
Desde ese momento las autoridades policiales sacan de uso los fusiles FAL, una parte son devueltos a las Fuerzas Armadas y otros son embodegados en la sede de los Cobras, quedando bajo su protección.
Otra pérdida
De acuerdo con oficios en la Secretaría de Seguridad, de la bodega del escuadrón Cobras, no solo se han perdido los viejos fusiles FAL, sino también los fusiles Galil y los fusiles Pietro Beretta de reciente adquisición.
El 27 de diciembre del 2007 se conoció del extravío de 186 armas, caso que fue verificado por una comisión especial que nombró el entonces ministro Álvaro Antonio Romero.
El informe final fue presentado el 31 de enero de 2008, al recién nombrado secretario de seguridad Jorge Rodas Gamero. Entre el armamento desaparecido estaban 98 fusiles Pietro Beretta, 40 fusiles Galil, 9 fusiles M-16, cinco lanzagranadas-gas, 32 pistolas CZ y dos pistolas Pietro Beretta.
Según las investigaciones, el hecho se descubre cuando en un operativo que realizaba la Jefatura Departamental número 16 a la altura del Valle de Tencoa, ubicado entre Pito Solo y Santa Bárbara detienen a un individuo con un fusil Galil, calibre 5.56 mm, con nueve fusiles Pietro Beretta y una canana con mil proyectiles.
Luego se comprobó que el armamento pertenecía al inventario general de armas del Comando de Operaciones Especiales Cobras. Para evitar un escándalo, el hecho se manejó al más alto nivel gubernamental y bajo una extrema confidencialidad.
Sobre el porqué los Cobras tienen fusiles M-16, cuando este es de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, una de las fuentes explicó que es la única entidad policial que posee algunas armas de ese tipo, por recomendación de los instructores israelitas y estadounidenses, para el entrenamiento de los equipos de operaciones especiales.
Fracaso
La depuración de la Policía es una tarea pendiente. Después de 15 años bajo el poder civil esta institución todavía no logra superar el desprestigio que viene arrastrando desde que formaba parte del mando militar.
El saneamiento actualmente es una exigencia como en 1997, cuando una comisión inició el traslado. Para realizar el cambio de un mando a otro, en aquel entonces se nombró una junta interventora encargada del traspaso de los bienes, presupuestos y recursos humanos de la FSP al nuevo organismo Policial.
Al finalizar su labor la junta interventora dotó de nuevas armas a la recién creada Policía Nacional, pero dejó inconclusa la gran tarea de la depuración del personal.
Luego de terminar el período la junta de traspaso, el seis de diciembre de 1998, se nombró a Elizabeth Chiuz Sierra como la nueva ministra de Seguridad.
En diciembre de 1999, German Leitzelar- exmiembro de la mencionada junta interventora- cuestionó públicamente que el Ministerio de Seguridad no dio seguimiento a un listado de agentes y oficiales 'intransferibles', por actos supuestamente delictivos y de corrupción, que se había dejado.
En el 2000 Chiuz Sierra es sustituida por Gautama Fonseca. Basado en el decreto legislativo número 58-2001 de fecha 22 de mayo del 2001- el entonces ministro inició un proceso de depuración que no llenó las expectativas de la sociedad.
Fonseca separó a un promedio de 125 policías, entre ellos varios oficiales, pero ninguno fue sujeto de investigación criminal, y los que enfrentaban procesos criminales no fueron puestos a la orden de los juzgados competentes, según diversos informes.
Asimismo, el decreto fue ampliamente criticado, pues autorizaba no solo depurar a los malos elementos, también dejaba abierta la posibilidad de que se separara aquellos que no obedecían órdenes arbitrarias e ilegales. Posteriormente varios de los agentes y oficiales separados acudieron a los tribunales de justicia, quienes ordenaron su reintegro.
Aparte de ese intento se han realizado otros, que nada más han sido maquillajes para tapar la parte sucia del rostro policial. Como en los últimos 15 años ningún gobernante asumió la responsabilidad de limpiar la Policía, ahora esta se ahoga en el pantano del descrédito y de la desconfianza.
'Imagínese, si no podemos cuidar los bienes que nos da el Estado, cómo vamos a poder cuidar a la gente', reflexionó uno de los oficiales que se refirió muy indignado a la pérdida de armas y municiones de las instalaciones del escuadrón Cobras.