Ante el déficit de abastecimiento de agua potable, cientos de capitalinos buscan en el subsuelo su opción para satisfacer la necesidad del preciado liquido.
La modalidad de las personas de las zonas donde las conexiones al servicio no llegan, debido a la lejanía o altura de la superficie, es abrir pozos domésticos o malacates.
Literalmente, estas familias buscan extraer de las entrañas de la tierra el agua que necesitan para vivir.
Doña Maritza Fonseca, habitante de la aldea Villa Vieja, relató que en el verano literalmente les toca raspar el fondo del improvisado pozo que se habilitó a la orilla de la calle, para los vecinos de la comunidad.
'Aunque el agua del pozo me parezca sucia y casi estoy segura de que está contaminada, no me queda de otra que hacer uso de ella para las labores del hogar. Para beber me toca comprarla'.
En el Distrito Central, habitada por 1.5 millones de personas, cada día son más los capitalinos que se inclinan a métodos rudimentarios para obtener el preciado líquido.
En colonias como la Nueva Suyapa, Villa Nueva, Sinaí, Villeda Morales, la Era y Altos de la Laguna son comunes las excavaciones artesanales de donde se abastecen no solo las familias propietarias, sino sus vecinos aledaños.
La mayoría de esta población se encuentra ubicada en las áreas que los urbanistas denominan “barrios en desarrollo” que son asentamientos urbanos de bajos recursos.
No obstante, la escasez de agua afecta a todos los sectores de la sociedad, independientemente de la condición económica que estos posean.
El Frente Ciudadano por el Agua estima que la población sin acceso a una red pública de agua potable ni alcantarillado asciende a un promedio de 400 mil personas.
Creciente fenómeno
En la actualidad el Servicio Autónomo Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Sanaa) registra al menos 140 pozos privados, pertenecientes al círculo empresarial.
En la misma modalidad de privados se encuentran un aproximado de 500 perforaciones acuíferas, que le pertenecen a personas naturales para satisfacer necesidades domésticas.
Y es que en algunos casos la misión tan solo es bajar los costos mensuales del recibo del agua, en otros es la terrible necesidad de tener un poco de agua para el consumo diario.
Analistas consultados acerca del tema aseguran que el problema de la escasez de agua en la capital se debe a la falta de planificación y ampliación del servicio que ha existido en los gobernantes municipales.
“No se puede pretender abastecer de agua a la población capitalina de hoy, con las represas que se diseñaron hace 40 años”, cuestionó el experto en hidrogeología Juan Carlos Andino.
Y es que las represas de las cuales se suministra el preciado líquido a los capitalinos son las mismas de siempre.
La represa La Concepción en el suroeste de la capital alberga una cantidad de 36 millones de metros cúbicos de agua que corresponden al 40 por ciento del abastecimiento.
En la represa Los Laureles, en el río Guacerique, al oeste de la zona metropolitana, se recolectan 10.5 millones de metros cúbicos de agua, equivalentes al 30 por ciento de lo que sería la población actual.
La planta del El Picacho, en el parque nacional La Tigra al noreste de la capital, tiene una capacidad de producción de 1,500 litros por segundo y con esta cantidad se satisface la necesidad racionada del 15 por ciento de la población urbana.
Es importante mencionar que en el caso de la represa Los Laureles, la deforestación en la cuenca del río Guacerique ha aumentado la sedimentación del reservorio de agua, disminuyendo su capacidad de almacenamiento.
Todos los sectores de la sociedad concuerdan en que se requiere la construcción urgente de dos represas adicionales, con una capacidad de 100 millones de metros cúbicos cada una para eficientar el servicio.
Sin embargo, estos proyectos se han quedado en el papel y solo se habla de ellos cada vez que las crisis se agudiza producto de la llegada del inclemente verano.
No es suficiente
Carlos Hernández, gerente de la División Metropolitana del Sanaa, reconoció que la construcción de pozos no es la solución para resolver los problemas de agua que hay en la ciudad.
Y es que según Hernández, a pesar de las deficiencias que hay, el ente autónomo ha duplicado esfuerzos para tratar de llevar el servicio a todos los sectores de la capital.
“Las represas del Sanaa suministran agua a un 85 por ciento de los capitalinos, un 13 por ciento de la población se abastece con agua de pozos y solo un 2 por ciento de la población no posee ningún tipo de suministro”, consideró.
Añadió que el 23 por ciento de la ciudad que no recibe el suministro es porque la población habita en comunidades por encima de los 1,150 metros sobre el nivel del mar.
Mientras que el dos por ciento que no tiene ningún tipo de servicio es la población que vive en barrios marginales o zonas de invasiones.
En este sector que conforman al menos 200 barrios y colonias, la gente está obligada a comprar agua a través de carros cisternas a precios que oscilan entre los 35 y 40 lempiras.
Posibles repercusiones
La proliferación de pozos en los últimos años ha despertado ciertas dudas de resequedad de los afluentes que atraviesan la capital.
En ese sentido, el experto en hidrogeología descartó el hecho de que la perforación de un pozo pueda disminuir la capacidad de producción de agua de los afluentes.
No obstante, aclaró que la excavación en masa podría comenzar a pasar factura.
Asimismo, indicó que un pozo se hace luego de un estudio, en base a capacidad de producción y beneficiarios y no de manera artesanal.
Explicó que si la capacidad de beneficiarios es mayor que la capacidad de producción de agua, lo más seguro es que el acuífero se seque en poco tiempo.
Consultado a cerca de cuál es el requisito para hacer una búsqueda de agua subterránea, el experto aseguró que la única señal es que exista en la propiedad un acuífero que produzca más de cinco litros de agua por segundo.
Población
El crecimiento desmedido de la capital ha originado que la demanda de agua potable se haya incrementado proporcionalmente.
En las dos principales ciudades del Distrito Central habitan 1.5 millones de personas y la tasa de crecimiento urbano supera año con año el cinco por ciento del índice de población anual.
Para el 80 por ciento de las familias capitalinas, los costos por el servicio de agua representan entre el 11 y el 20 por ciento de su salario mensual.