Con una calabaza como batería, zanahorias como flautas o hojas de col para hacer el “scratch”, la orquesta vegetal de Viena hace vibrar a quienes les escuchan en cada una de sus presentaciones.
Con sonidos similares a los de la música electrónica experimental y ritmos de reminiscencias africanas, esta orquesta se ha ganado la admiración del público en cada lugar donde se han hecho presente.
La agrupación, formada por 12 integrantes entre músicos, técnico de sonido y un cocinero, interpreta el repertorio con instrumentos fabricados con vegetales frescos.
“Creemos que podemos producir sonidos que no se consiguen con otros instrumentos. Se puede sentir la diferencia: a veces se escucha como animales, a veces como sonidos abstractos”, explicó uno de los miembros de la agrupación.
Los miembros de la orquesta diseñan sus instrumentos con cualquier vegetal que tengan a mano en el lugar donde actúan. Y es que después de doce años de hacer música el grupo sabe bien qué clase de alimento suena mejor en cada país. Todo depende de factores como el clima o el contenido de agua del vegetal.
Tallar una flauta zanahoria demanda una media hora y menos de quince minutos ensamblar un pepinófono (mitad pepino y mitad morrón).
Se necesitan unos 70 kilos de verdura fresca para cada concierto y tres horas para diseñar los instrumentos que van a usar. Aunque su música no existiría sin los equipos de tecnología actual, como amplificadores o micrófonos de última generación. Combinando sonidos de hojas de col estrujadas o pepinos rotos crean un tipo de música que va del tecno a las canciones de ballenas, capaz de hipnotizar a los espectadores.
Al finalizar el show el escenario se vacía y el cocinero prepara una sopa con los instrumentos de la orquesta.