Siempre

Artículo de Octavio Carvajal: Ni circo ni lujos

Profusos anhelos de nueve millones de catrachos pesan sobre Castro, quien reiteró que no le fallará al país sometido por corruptos y narcos
16.01.2022

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Fiando sus palabras, Xiomara Castro, al titularse la primera mujer presidenta del país, sentimos, en su breve y sencilla alocución, que no le fallará al pueblo “marcando la gran diferencia a partir del 27 de enero”. Con su gente, dijo, “hará historia”. Prevemos, sin duda, que su era no será de circos ni mimará lujos a ningún tipejo ni tipeja. Entonces, ¡a cumplir y punto!

La alianza con Libre quitó la embriaguez de doce años al hilo de azules, cuyas cabezas y gran cantidad de cachos difícilmente -dependiendo de su gestión- volverán tan fácil ni mucho menos en los siguientes cuatro años.

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Soñamos que Castro quitará militares y policías que penosa y cínicamente cuidan parásitos públicos y privados hasta para ir al retrete. ¡Cero descaros!

OJOS

Las urnas rebalsaron por un “cambio” para frenar familiones desenfrenados, disimulados y codiciosos que operan cada cuatro años desde Casa Presidencial, armando travesuras, saqueos y tramando venganzas por piques. Sería más de lo mismo en diversas uñas de machos y hembras si usted tolera la más mínima insinuación de abuso y privanza. Que nadie le pringue de pus su encaje.

Ya se sabe que Libre surgió casi dos años después del abrupto derribo de “Mel” Zelaya, subido al podio gracias al comatoso Partido Liberal, hecho añicos por vientres populares molestos por su caída. La sangre y el llanto de unos pocos, hoy es la alegría de miles, entre ellos del patrón, su esposa, sus hijos, amigos e íntimos, que sudaron una década para tomar el poder en casorio con la alianza.

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Si pierden los ejes, Libre podría ser una rienda familiar, con un Zelaya travieso que ordena, habla y respira por ella; su hermano “Carlón” y su hija Hortensia “La Pichu” son diputados al Congreso Nacional; su hijo Héctor Manuel, aunque frugal, salta en sinfín de citas con financieros, y a José Manuel (el menor) lo camufla en otras. ¿Y los demás? Pedro Barquero, solapado, trota por otros.

Ojalá Xiomara Castro no caiga en los crasos errores de sus anteriores, incluso de su socio de hogar. Si saben cuál es la vía sucia, no emulen a los cachos castigados por fétidos, necios y altivos; nunca oyeron a nadie en las mieles del poder. Si exigimos rigor, la familia presidencial y cada uno de sus discípulos deben dar el ejemplo de rectitud, de decoro y de mesura. Con disimulo dijo el mulo, ¡por favor!



RANDAS

Los del pasado -en cuenta “Mel”, señora Castro- dejaron pocas huellas buenas por mimar chorros de podredura en sus jefaturas. Unos por caprichos y otros por ladrones, adrede o no, idos o no, avalaron colosales atracos. No se vale que, a punta de grandes e insondables estafas, sean ricos en un santiamén, haciendo circos por doquier, regalando frijoles duros y zapatos de cartón al desnutrido, y “el ladrón soy yo”. Tampoco se vale que en campaña se finjan sumisos, caídos del cielo, eruditos, caritativos, justos y en el sillón se tuercen de pies a cabeza. Cacarean pureza, y en el norte acusan a unos y otros, políticos y bolsistas, de meterles coca de mucha pureza. ¿Seguiremos viendo esas “proezas”? ¿O dirán que el lavador y narco soy yo, que hacía negocios con “El Chapo” Guzmán y compañía comiendo “aguacates” en su jet?

HEDOR

A días para subir, Castro debe, de manera ineludible e inexcusable, cortar y penar el tufo de cachos, rojos, desteñidos, civiles, militares y policías, de ayer, de hoy y de los próximos cuatro años. Cero coloretes, rencores ni muchas vueltas contra picaritos que se burlan de las mayorías al son de adulones y teatrales saltimbanquis incrustados, además, en una prensa insana.

No más ruidos de que aquel, este o aquella están hasta el gañote de pillerías y, en lugar de verlos tras los barrotes, andan repletos de garrotes con militares y policías como si fueran impolutos siendo disolutos oficiales. Poco importa si llegó al poder con votos de Libre y prestados. Haga sentir y valer su mano mujeril. Con agallas, ni gallos ni gallinas la irrespetarán.

¡Ah!, que no la viren por el color de la bandera vejada por ristra de pillos (as), narcos y financieros garantes del deslustre del país. Acabe y no caiga en trampas, circos ni lujos a que nos sometieron sus anteriores creídos de puros siendo impuros. Que su era no sea otra esfera de pudrición, de nepotismo, de finuras ni de matices tontos ni mediáticos. Hacerse el tonto sin serlo es olfato en tierra de ladrones.

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