Siempre

Octavio Carvajal: Zorros azorrados

No hay prisa de turbar nuestros latidos por cómicos que sin empujón irán al norte a cantar sus fechorías hechas al pie de casonas de playa o en sus empalizadas

29.09.2018

Si hablamos de orejas, de narices, de chaparros y de ñatos, medio parque de políticos se siente aludido. ¡Tranquilos amigos! Si aquí afinaron narcocorridos, ya en el imperio entonarán la puerta negra y la banda del carro rojo. Seguro que las cantarán.

Aunque quieran negarlo, discutirlo, esconderse o poner a tontos útiles a defenderlos, no cabe duda de que zorros de la política y del “mundo empresarial” se azorran cuando apenas sus fichas truenan como “extraditables” a Estados Unidos por estar liados a grupos de narcotraficantes.

Como dijo el general, “supe de los Cachiros” pero… se calló. Ja-ja-ja. Parece –según cuentan estos malos cuentistas- que todo es “pura especulación” al saltar sus apodos de un lado para otro como “noticias bombas” manejadas desde la negrura para dañarlos y salvar a quienes realmente están hasta el gorro con el mundo de capos. Ponen abogados, periodistas y, si es posible, a la doméstica para protegerles los pelos de zorros.

Olfato
Estos –los de arriba– son los que en las mieles del poder cantaron, bailaron y clarearon con los ojos cruzados y la barriga de fuera al son de narcocorridos. Ahora resulta que todo es una treta, meras patrañas de “enemigos”. Se olvidan que, por corear la puerta negra, la banda del carro rojo y placa de kilos andan con pringa pie. Unos están “legislando” y sin tabique. Bandidos.

Los tiempos –repetimos- son otros. De pronto, un torcido de la justicia revela los nombres de unos bandidos pedidos por el imperio. Empero, de forma cínica escuda a otros y afirma que no están en la lista negra. ¿Casualidades o es la pureza de la corrupción tratando de tapar al jefe de jefes o, por las moscas, cuidando el puesto por el ruido de las tripas? ¡Qué hígado!

Los bandidos de cuello blanco –como en todo país del globo– siempre cobran sus favores a sus “amigos” metidos en la empresa privada, en la política y en los medios de prensa. Hay que tapar lo indefendible, así salgan liderando cuadros donde se les señala directamente con narcotraficantes o con otros grupos del crimen organizado.

Sudor
Llevamos años hablando de ellos, dibujándolos (en medio de amenazas y temores). Miles o unos cuantos que sudan fiebres ajenas por políticos narcos piden que demos sus nombres. ¡Serenos! Las celdas son para los zorros capos no para estas letras. No hay prisa de turbar nuestros latidos por cómicos que sin empujón irán al norte a cantar sus fechorías hechas al pie de casonas de playa o en sus empalizadas. ¡Correcto!

Hay narizones, altos, bajos, chaparros, orejones y ñatos de origen o por vicio (sin tabique). De todo tenemos en estas honduras donde los grandes están tocando fondo por robarse los fondos públicos o por besar los fondos del bajo mundo. Están desesperados, como lobos aullando en sus guaridas que estuvieron inalterables por décadas. Les llegó su hora, hijos...de este pueblo.

Pillas
¡Hay damas también! Quién iba a creer que vanidosas mujeres –esposas o amantes de los zorros– también les fascina lo ruin- Unas tuvieron negocios con Los Cachiros y un abogado catracho (prófugo, porque nadie lo mira) rubricó pactos con ese cartel de la droga. Las zorras poseen terrenos, mansiones, edificios, mientras alzan otros cerca de Tegucigalpa.

Además, las zorras, cuentan con un chorro de billete en caletas adornadas entre pinares capitalinos, sociedades y shopping center en ciudades estadounidenses. La señora Fulton –encargada de negocios de los gringos en nuestro país– podría estar enterada de este pus. Para tuerce, nuestra Policía está ciega, sorda y muda. ¡Se le agradece general Pacheco!

Los domos de estas tierras –entre pastizales y horcones– tronarán y brincarán los que no tienen por qué saltar por zorros y sus reinas embrujadas por el pisto fácil durante sus viles mandos. Un diputado –tirado de casto– la hizo de “actor” en televisión. Fingió caridad por una tortillera con unos cuantos pesos, pero creemos le salió más caro el “anuncio” sacado como “noticia”.

Estos zorros sueñan que Gringolandia es Honduras. Siguen errados. Hace unos meses un extraditado se negó a cantar sus grandes jolgorios con narcos y seguro le caerán de 30 a 40 años de cárcel. Le pasará las mismas del heredero que pidió piedad y un juez de Nueva York lo refundió en la prisión. Por lo menos sus abogados sacaron buenos dólares por sus dolores. Los zorros están azorrados.