Nils Pickert es padre de un niño de cinco años al que le gusta usar vestidos, pintarse las uñas y maquillarse.
No solo lo deja vestirse libremente, sino que además pensó que debía hacer algo para ayudarlo y evitar la discriminación, por eso, decidió ponerse la misma ropa que él. Pickert y su hijo salieron a pasear libremente por un pequeño pueblo de Alemania, ambos vestidos con polleras.
“Que un niño se ponga una falda no es malo, no hace daño a nadie”, es el mensaje que quiere trasmitir.
Su experiencia fue relatada en primera persona en la revista Emma y rápidamente recorrió el mundo.
La fotografía de ambos se reprodujo por las redes sociales y los blogs.
“No estoy dispuesto a que mi hijo crezca bajo la presión de unos valores sociales en los que no creo, y que considero que dañan más de lo que benefician. Los roles establecidos solo coartan las libertades individuales de cada persona, impidiendo que nos desarrollemos como nuestra naturaleza nos dicta”, dijo en el artículo.
Pickert es periodista y trabaja como freelance para algunos medios. Y eso lo impulsó a querer contar su historia. Pero lo que no esperaba es la repercusión que tuvo; incluso, el artículo fue traducido a varios idiomas.
La consecuencia fue una terrible exposición mediática para su hijo, lo que lo ha llevado a pensar en contratar un guardaespaldas que evite a la prensa acercarse al niño.
“Menos mal que la reacción mundial ha sido mayoritariamente positiva. De lo contrario, no quiero ni pensar en la situación en la que estaríamos”, admitió.