Opinión

Seguimos con lo mismo

La improvisación parece ser la regla entre los hondureños, no nos gusta planificar o distribuir el tiempo, no tomamos en cuenta el esfuerzo, el sacrificio de los demás; un ejemplo es la pérdida de ocho valiosos meses buscando consenso, poniéndose de acuerdo para tener una nueva Ley Electoral y al final concluyen que no debemos cambiar, que hay que continuar con lo mismo.

Tiempo y oro perdido, las autoridades del tribunal Supremo Electoral, no se sabe si adrede, engavetaron por un buen lapso el documento que permitiría al Congreso Nacional aprobar reformas al instrumento que regula los procesos electorales en Honduras.

Estos se reunieron con distintos sectores, comenzando con representantes de los partidos legalmente inscritos en el país, luego se reunieron con representantes de los partidos en formación y otros sectores interesados en hacer contribuciones y aportes para que las próximas elecciones pudieran depurarse.

El optimismo y el entusiasmo se vinieron abajo al conocerse que el Poder Legislativo no pudo introducir ante el pleno la discusión y aprobación de las reformas electorales, las prioridades fueron otras y la legislatura terminó, y los cambios de esa naturaleza necesitaban ser ratificados en el siguiente año de legislación.

Tendremos que seguir con los vicios del pasado, el que tiene más galillo tragará más pinol, los cargos de elección los decidirán los representantes de las mesas electorales y no el ciudadano común y corriente que acude cada cuatro años a las urnas.

El voto del pueblo, podría, como ha sucedido otras veces, valer menos que el del presidente o el secretario de las mesas, estos continuarán poniéndose de acuerdo a quien le suman o restan la intención del electorado, pues al momento del conteo junto a los representantes de los partidos, deciden quien los representará en las alcaldías, en el Congreso y hasta en la Presidencia de la República.

¿Qué tan difícil era modernizar la ley? ¿Para qué dar pie a que los ciudadanos tengan suspicacias con relación a los resultados electorales?

¿Por qué dejarnos las dudas y creer que las elecciones son nada más una mampara para legalizar los acuerdos entre las cúpulas de las organizaciones políticas?

Se tuvo la oportunidad de dejar atrás el tráfico de las credenciales para quienes estarán en las mesas, bien se pudo dejar a un lado a aquellos que aspiran a la Presidencia de la República sólo para a última hora vender o regalar las acreditaciones con las que el día de la elecciones hombres y mujeres llegan a favorecer a unos y perjudicar a otros.

No interesó quizá que los expertos electorales nacionales e internacionales tengan el concepto que en Honduras las elecciones todavía se ganan en los computadores y que los señores del organismo que regula, dirige y supervisa las elecciones se distribuyan los cargos de acuerdo a la afinidad política que los tiene en esos puestos.

El Congreso Nacional cerró la segunda legislatura y el hondureño quedó esperando las mencionadas reformas, estábamos alegres porque en las mesas donde se cuentan los votos ya no estarían los mandaderos de quienes aspiran, sino personas que de por vida representarían al máximo organismo en materia electoral.

Otra vez nos dieron atole con el dedo, nos imaginamos que no habría dinero de dudosa procedencia en la contienda electoral, que la prueba antidopaje se le practicaría a todos los aspirantes y que se eliminaría del proceso a todos los que dieran positivo y con ello nos evitaríamos tener un drogadicto cumpliendo una responsabilidad
dentro de la administración pública.

Por ahora, como buenos cristianos no nos queda más que rezar, que los que acostumbran a manipular resultados hayan reparado en el enorme daño que ocasionan al país y que piensen que el atraso al que nos han sometido comienza cada cuatro años, cuando de buena fe y con toda voluntad el hondureño acude, con tarjeta de identidad en mano, a validar un proceso que quizá anticipadamente ya se conozca el resultado.

Tags: