“Señor, soy egoísta, inhumano, envidioso, avaricioso, soberbio, vanidoso, ambicioso, iracundo, vengativo, mentiroso, pérfido, blasfemo… pero sin fanatismo”: periódico La Razón, Madrid. Aplica a nuestros políticos confesos que imprecan desolándonos de esperanzas y sembrando incertidumbres para hacernos más incierto el futuro, complicándolo por ignorancia, la mayoría son arreados, o por conveniencia, la minoría los arrea.
Con la suma de antivalores y excesos pareciera que quieren probar que tanta corrupción no los desalienta en su afán de ser corruptos referentes.
Así no saldremos de estas honduras, seguimos profundizando errores sin retomar el camino que nos aleje del atolladero en que nos tienen los que para demostrar que mandan se imponen, aunque no gobiernen y lesionen con sus acciones la institucionalidad y la Constitución que debe marcar nuestro desempeño democrático.
Los eufemismos, medias verdades y aplazamientos acumulados desacreditan la credibilidad exterior del país, no digamos la interna, que perdió totalmente la confianza en sus autoridades, que lejos de beneficiar al pueblo lo alejan y someten a exabruptos impregnados de sectarismo político fuera de tiempo y contexto.
El costo de un plebiscito en estos momentos de pobreza extrema atenta contra el buen juicio administrativo. ¿Qué pueden preguntarle a este pueblo si sabe que será burlado cuantas veces estimen convenientes los que buscan su conveniencia, no la buena convivencia ciudadana? El pueblo al poder ni por joder.
¿Entonces? Queremos una depuración policial que sea legal, no como hacen los diputados que se dispensaron debates para no pensar y armaron una debacle. Consulten mejor, por ejemplo: ¿Desea el pueblo seguridad y trabajo? ¿Este gobierno es corrupto, sí o no? ¿Está de acuerdo con la “impunidad nacional” impuesta por Lobo? ¿Debe encarcelarse a los corruptos? ¿Desea que haya medicamentos y más en los hospitales públicos? ¿Es la ENP centro de corrupción de este gobierno? ¿Que tengamos carreteras y no caminos de herradura y que los ladrones denunciados y conocidos por el presidente sean destituidos, llevados a juicio y que reintegren el monto robado? ¿Debe el pueblo conocer a los corruptos, con nombres y apellidos, así sean amigos, amantes, hijos, esposas o parientes de las autoridades gubernamentales y empresariales? ¿Quiénes son los dueños de las empresas de maletín que venden medicamentos, insumos y otros bienes al estado, así como aquellas constructoras de carreteras que licitan o que se les contrata sin estar preparadas para cumplir nada, como ha sido demostrado? ¿Debemos tener una educación seria, formal y competitiva y no el desastre que mantiene este gobierno y la dirigencia magisterial? ¿Debe el gobernante tener prudencia y respeto en sus alocuciones y acusaciones para no alejar más la inversión nacional y extranjera haciéndonos ver como un país sin seguridad jurídica? ¿Debe reducirse el presupuesto sobredimensionado ante la evidente pobre ejecución en beneficio social de la población más necesitada? ¿ Debe inhabilitarse al gobernante por incapacidad para gobernar? Hay mucho que consultarle al pueblo sin necesidad de plebiscito, respetando y aplicando de inmediato su deseo. ¿Cuáles serían las respuestas? Sería interesante conocerlas. ¿Verdad?