Opinión

Nuestro recurso humano

El empresario pakistaní Mohammad Yusuf Amdani, radicado en Honduras desde 1990, empleador de 14,000 compatriotas en sus textileras, entrevistado por el suplemento económico
D & N de EL HERALDO
y
La Prensa

(25 marzo 2014), ha declarado: “Es importante que… sepan que yo tengo todos mis plantas, hasta las de Pakistán, manejadas por hondureños. Honduras tiene mejor eficacia textil que cualquier parte del mundo. Somos el cuarto productor más grande del mundo para el mercado estadounidense, eso le dice que realmente tenemos buena gente”.

Esta admisión, proveniente de un inversionista con diversos negocios en distintas naciones, viene a confirmar la calidad de la mano de obra nacional, misma que cuando ha sido debidamente capacitada y motivada logra desempeñarse a satisfacción plena de sus supervisores, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, por su capacidad, espíritu de iniciativa, competencia, flexibilidad y habilidad para trabajar en equipo.

Cuando se presentan oportunidades y estímulos adecuados, el ser humano sabe responder positivamente a los retos y desafíos que debe enfrentar; ello es válido tanto para el que radica en su país, como para el migrante que se desplaza a tierras extranjeras, siempre que tenga la capacidad de adaptarse a ambientes inéditos en su experiencia vital, a barreras geográficas y lingüísticas, a separaciones familiares más o menos prolongadas.

Se pueden recordar a compatriotas que han sabido no solo abrirse paso en el extranjero sino que, adicionalmente, triunfar al ser objeto de reconocimientos públicos por los logros alcanzados, en campos tan diversos como la investigación, comunicación, enseñanza, ciencias, religión, artes, deportes, negocios, para citar algunas actividades profesionales y técnicas.

Y han logrado destacarse en sociedades altamente competitivas, donde el éxito no depende de los nexos familiares, de la posición social y económica, o de la afiliación política. Por el contrario, se determina por el talento, la innovación, la inventiva.
Por ello, lejos de asumir actitudes fatalistas y/o derrotistas, además de sentimientos de inferioridad, debemos de confiar en nuestras potencialidades, habilidades y destrezas.

Obviamente, para poder superarnos intelectual y laboralmente, debemos capacitarnos cotidianamente a efecto de poder actualizarnos respecto a los cambios incesantes en los conocimientos de nuestra especialidad.

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