De cara a las elecciones primarias del 18 de noviembre próximo, varios sectores que no son, necesariamente, electores calificados para matarse manchándose el dedo chiquito con tinta antimagia blanca, exigen que los candidatos y candidatas ya deben abandonar de una buena vez sus cancioncitas y estribillos baratos en la publicidad política, y difundir propuestas serias que conduzcan a un cambio de estructuras en donde se pueda visualizar de “verdacita” que esta clase política timorata, apuesta por otro país y no por este, empobrecido en todos sus costados.
Pedirle a la grulla que se dedica a la política partidaria tradicional para que nos cambie el eslogan ridículo por propuestas serias, es como pedirle peras al olmo; además, en publicidad política en el sistema de mercado, no se venden ideas o propuestas, sino la marca de un producto comercial-político. Hacer lo contrario sería una pérdida de recursos y tiempo y es esa la razón por la cual se venden chocoyos imbéciles o ¡papis a la orden!, etc.
El diputado del “pueblo”, quien de nuevo vuelve a las andadas, nos asusta con un churuco de payaso, en sus vallas, afiches y pendones. “No soy político (¡!¿??) -dice otro-, por eso, voten por mí”. La meta es venderle el voto duro y a los indecisos, caras bonitas con himnos celestiales de fondo, lo mismo que bigotes iluminados con candidaturas de más de 30 años en distintos gobiernos; como la de un señor que le pusieron por nombre Osvaldo, un cerebro memorístico de computadora, que promete, aunque no en su publicidad porque no le conviene, la restitución de la figura de la inmunidad a los diputados.
El problema de los políticos que venden su imagen, como detergente electoral, es la falta de talento y creatividad técnica en el uso del formato político publicitario, porque se les agotaron las candidaturas, de allí que, a la clientela electoral se le promueven productos falsos, desgastados y feos como purgantes, a pesar del truco tecnológico de poner a gente arrugada como si fuesen jóvenes de 20 y 30 años, etc. Este, como otros artificios virtuales, puede ser un recurso efectivo en las molleras petrificadas del voto duro, pero nunca para los indecisos, que en el contexto de los últimos años quedaron atontados y ambiguos, con la “gesta patriótica” del 28 de junio 2009, ejecutada por más del actual 80% de diputados y diputadas del Congreso Nacional, que quieren reelegirse sin remedio y sin redención alguna.
La publicidad política del gran partido roji-azul y la de todos sus movimientos internos es incolora e insulsa. Es así porque están convencidos como Goebbels, el genio de la propaganda del fascismo alemán, que “la capacidad de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”. (Goebbels: Los once principios de la propaganda). Nuestra clase política que trata de autovenderse como una marca de jabón ante sus convencidos e indecisos, ama profundamente a Goebbels y lo interioriza con pasión sublime.
Ya viene el 18 de noviembre. Disfrútelo. Es día feriado.