Inseguridad. Al menos siete grupos criminales continúan cobrando el mal llamado “impuesto de guerra” a los motoristas del transporte urbano, acción delincuencial que obligó a los conductores de las rutas que cubren las colonias Los Pinos y Villanueva en Tegucigalpa, a parar sus labores para demandar el apoyo de la Policía Nacional. La extorsión mueve millones de lempiras anualmente.