Opinión

Frontera marítima con Colombia

El pasado 19 de noviembre, mientras Honduras se encontraba sumergida en el proceso electoral y la Cancillería no escapaba a las encuestas, la Corte Internacional de Justicia emitió sentencia en el caso de la disputa territorial y marítima Nicaragua-Colombia.

En 1986, Honduras firmó el tratado López-Ramírez. Más de un cuarto de siglo después y millonarias pérdidas, ha quedado totalmente sin validez. En aquel momento se presentó como el “pivote” para delimitar las fronteras marítimas de Honduras en el Atlántico.

A pesar de que uno de los asesores de la Cancillería sostuvo que Honduras no pierde “ni un centímetro”, al mismo tiempo afirmó que “materialmente” ya no existe la frontera marítima con Colombia.

Un lenguaje ambiguo que se traduce en la adición de kilómetros, a los perdidos por Honduras cuando la Corte emitió sentencia en el caso Nicaragua-Honduras, y que desconoció la frontera histórica del paralelo 15.

Las declaraciones van orientadas a librar al actual gobierno de responsabilidad, aduciendo que la sentencia del 2007 ya establecía la frontera. Este manejo sin visión de Estado es una de las causas de las pérdidas territoriales.

Como muestra de la desidia gubernamental y falta de capacidad de la Cancillería, que ha estado bajo la dirección de cancilleres que la consideran su empresa particular, es haber cedido territorio a Cuba.

Por otro lado, con funcionarios nombrados políticamente, los resultados serán negativos y los cuestionamientos serán constantes por acciones orientadas a la política vernácula, como sucede en la actualidad.

El hecho que al Presidente no le importara lo que ocurría en La Haya es una evidencia del grado de prioridad que se le da a la soberanía y a la defensa de la integridad territorial por parte del gobierno.

Al ser consultado sobre la sentencia, el presidente Porfirio Lobo sorprendentemente no tenía la información para responder. El Presidente no había sido informado y aparentemente estaba ocupado en el proceso electoral.

El año próximo será otro año peligroso en el ámbito del Derecho Internacional para Honduras. No solo porque ya se realizan acercamientos con Jamaica, Guatemala y Belice, para delimitar las fronteras, también porque se está negociando en el Golfo de Fonseca.

Nicaragua ha desconocido, junto con El Salvador, la sentencia de 1992, es decir durante 20 años. En esta coyuntura, el presidente Lobo, pretende presentarse como defensor de la soberanía firmando nuevos documentos con estos países vecinos.

En el caso Nicaragua-Honduras, la Corte se basó en la posesión realizada por Honduras en los Cayos para adjudicárselos, algo similar ocurrió para Colombia en el caso Nicaragua-Colombia.

Colombia estudia la sentencia, mientras Honduras renunció a sus derechos marítimos incluso antes de haberse emitido, sin haber podido demostrar que ejerció soberanía en aguas arriba del paralelo 15 y sin defender el Tratado con Colombia.

El tratado marítimo con Colombia, que todavía tiene consecuencias políticas y económicas con la vecina Nicaragua, se diluyó en las aguas del Caribe, la línea punteada que daba una esperanza a Honduras la defiende Colombia.

Un escueto comunicado lo confirma, ha desaparecido la frontera marítima con Colombia.

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