Opinión

El etanol, una alternativa para Honduras

Uno de los temas que más conflicto y dolores de cabeza nos causa a los hondureños son los combustibles y los altos precios a los que el gobierno los adquiere, así como los altos precios que como consumidores terminamos pagando, todo debido a que el precio internacional del crudo es muy inestable.

En promedio, anualmente nuestro país importa cerca de 3.6 millones de barriles de gasolina (entre superior y regular) lo cual tiene un costo de cerca de 320 millones de dólares, dicha factura tiende a crecer año con año dada la demanda de los sectores que mueven la economía de nuestro país.

Hasta ahora, no se ha gestado ni de parte de los gobiernos ni por la empresa privada u otros sectores, un plan serio que permita reducir la factura petrolera, o mejor aún, medidas que permitan que el consumidor final los adquiera a precios manejables y acordes a la situación actual. Durante los últimos años se han desarrollado una serie de políticas subsidiarias orientadas a los combustibles, mismas que al final no dieron resultado debido al mal manejo de parte de los gobiernos en turno. Paralelamente se ha intentado con medidas tales como el restringir la circulación de vehículos, el cambio de la hora nacional, llegando finalmente al resultado de siempre, cero reducción en el consumo de combustible; en el caso de los subsidios, el beneficio de los mismos desembocó en la población situada entre la clase media y alta.

Si bien es cierto, la solución a este problema no se tiene a la mano, basta con voltear la mirada a países cercanos como Colombia, que han empleado programas donde incluyen un porcentaje de biocombustibles mezclados con gasolinas, por una parte para reducir el gasto por concepto de importación de combustibles, y por otra muy importante, la mitigación del daño al medio ambiente.

Se introduce en Colombia el programa “E-10” (mezcla de 90% de gasolina y 10% de etanol), el cual incluye una legislación para promover e incentivar la producción de etanol proveniente de la caña de azúcar así como su uso y mezcla con combustibles.

En muchas formas, nuestro país se encuentra en una situación muy similar a la que experimentó Colombia en su momento; serios debates en el tema de los combustibles, los altos precios y su impacto en la economía, y finalmente el daño al medio ambiente; asimismo, ya se tiene una ley de biocombustibles.

Sin embargo, hasta la fecha Honduras no cuenta con capacidad instalada para la producción de etanol; dicho sea de paso, el mismo tendría que producirse de la melaza, que es un subproducto de la caña de azúcar ya que producirlo directamente de esta última implicaría un serio conflicto con el sector azucarero el cual constituye un sostén muy importante en la economía hondureña.

Honduras podría sentar las bases para crear lazos de cooperación con países hermanos, como Guatemala Nicaragua y Costa Rica, quienes son líderes en producción de etanol en la región, asimismo El Salvador, que es líder en deshidratación de etanol. Si se crea un mercado de etanol a nivel centroamericano y se asocia con una eventual producción del mismo a nivel local se podría dar un gran paso hacia la reducción de la dependencia de los derivados del petróleo y situar no solo a Honduras, sino a Centroamérica, como un bastión importante en materia de biocombustibles.

Si imitamos el ejemplo de Colombia, podríamos iniciar un programa que proponga el uso de etanol en 5.7 o 10% de mezcla con la gasolina y el mismo se podría probar en una o en las dos ciudades más importantes del país y de este modo hacer las evaluaciones correspondientes sobre el mismo. Las mezclas anteriores se sugieren ya que según los expertos, al emplear dichos porcentajes de etanol, no requiere hacer modificaciones en los motores y dadas sus propiedades físico químicas incrementa en el rendimiento de los vehículos.

Con un poco de visión nos podemos dar cuenta que al introducir un 10% de etanol en la gasolina, se está removiendo 10% de esta última; por lo tanto, en ese porcentaje se empieza a reducir la contaminación generada por las emisiones vehiculares, a la vez el país se ahorra ese porcentaje en importación de combustible (cerca de 40 millones de dólares); por otra parte surgiría un nuevo sector productivo que generaría fuentes de trabajo y fortalecería nuestra economía.

En pocas palabras, un programa de etanol produciría un efecto dominó muy positivo y de muchas oportunidades en toda Honduras.