Este 26 de noviembre, 51 mil hondureños radicados en Estados Unidos están convocados para ejercer el sufragio en el nivel presidencial. Se trata de la quinta ocasión en que se implementa el voto en el exterior, aprobado en 2001 para incluir a los migrantes en el proceso democrático del país.
Si bien es cierto los electores convocados representan apenas el 5.1 por ciento del millón de compatriotas que se estima viven en el país del norte, es de esperar que hagan oír su voz en un proceso que de por sí es bastante oneroso en comparación con la cantidad de votantes, unos seis millones de lempiras, según el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Por años, los migrantes han expresado inconformidad con los gobiernos de turno al sentirse mal representados y prácticamente abandonados a su suerte. Y la situación actual para nuestros compatriotas en el país que es el principal destino de quienes huyen de la pobreza e inseguridad no ha venido sino a empeorar desde que asumió el gobierno de Trump.
Los tepesianos son uno de los colectivos más impactados con la política antiinmigrante y tras la cancelación del TPS a Haití, país al que el gobierno estadounidense había extendido el beneficio solo por seis meses, como ocurrió después con Honduras, el futuro se muestra lleno de sombras.
Quienes acudan a las urnas que estarán habilitadas en las ciudades de Atlanta, Nueva Orleans, Miami, Houston, Nueva York, Washington y Los Ángeles deben pensar en quienes están con un pie fuera del país en el que han residido durante los últimos 19 años, pero también en quienes siguen asidos a la esperanza de una regularización migratoria o, en el peor de los casos, resignados a permanecer con miedo.
Todos ellos necesitan un gobierno que los incluya dentro de sus programas de trabajo y no solo los proyecte como fuente de divisas.
En ese sentido, es innegable el rol activo que ha jugado el actual gobierno en la renovación automática del TPS, además de los esfuerzos por reducir la migración a través del Plan Alianza para la Prosperidad.
Pero no hay que olvidar que muchas de las causas de la emigración siguen presentes. Los migrantes en Estados Unidos deben pensar en el candidato con el cual se sientan más representados y no dejar pasar esta oportunidad para darle el voto.