Más temprano que tarde, las decisiones que están tomando las dos juntas directivas en propiedad del Congreso Nacional caerán sobre un filo que separará lo legal de lo ilegal.
Los profesionales del derecho ya han advertido tajantemente que todo lo que se hace al margen de la ley posteriormente trae consecuencias nefastas.
Este país actualmente tiene más de seis mil leyes que indican el orden en que los hondureños debemos conducirnos. Si el camino de la legalidad está bien señalizado, entonces nada justifica que los actuales congresistas al llegar a la encrucijada hayan perdido el sentido común y eligieran una dirección llena de peligro.
Es más, tanto en la Junta Directiva de Jorge Cálix como en la de Luis Redondo, y entre los partidos que las apoyan, hay reconocidos profesionales del derecho que conocen perfectamente la ruta hacia la buena gobernanza.
Los políticos no deben olvidar que los hondureños, en su deseo de vivir en paz y armonía, el 28 de noviembre de 2021 acudieron a las urnas a elegir a sus representantes no para que vinieran a anarquizar la sociedad, sino para que impulsaran los cambios que la nación requiere para avanzar en la lucha contra la pobreza.
Los candidatos que resultaron favorecidos por la voluntad popular hoy cargan sobre sus hombros las esperanzas de una ciudadanía cansada de atropellos, y que al apostarle a un nuevo gobierno es porque anhela cambios que fortalezcan la salud, la educación y la transparencia, así como la seguridad ciudadana, social y jurídica.
Los profesionales del derecho ya han advertido tajantemente que todo lo que se hace al margen de la ley posteriormente trae consecuencias nefastas.
Este país actualmente tiene más de seis mil leyes que indican el orden en que los hondureños debemos conducirnos. Si el camino de la legalidad está bien señalizado, entonces nada justifica que los actuales congresistas al llegar a la encrucijada hayan perdido el sentido común y eligieran una dirección llena de peligro.
Es más, tanto en la Junta Directiva de Jorge Cálix como en la de Luis Redondo, y entre los partidos que las apoyan, hay reconocidos profesionales del derecho que conocen perfectamente la ruta hacia la buena gobernanza.
Los políticos no deben olvidar que los hondureños, en su deseo de vivir en paz y armonía, el 28 de noviembre de 2021 acudieron a las urnas a elegir a sus representantes no para que vinieran a anarquizar la sociedad, sino para que impulsaran los cambios que la nación requiere para avanzar en la lucha contra la pobreza.
Los candidatos que resultaron favorecidos por la voluntad popular hoy cargan sobre sus hombros las esperanzas de una ciudadanía cansada de atropellos, y que al apostarle a un nuevo gobierno es porque anhela cambios que fortalezcan la salud, la educación y la transparencia, así como la seguridad ciudadana, social y jurídica.