Tres noticias alteran todavía más la tranquilidad de los y las hondureños que luchan contra el covid-19 que sigue contagiando a miles de personas y matando a muchas más. Una, la masacre de nueve personas en una emboscada ocurrida la tarde del domingo en Laguna de Agua, a unos 15 kilómetros de la ciudad de Yoro, departamento de Yoro; la segunda, el rapto de cuatro dirigentes garífunas residentes en la comunidad de El Triunfo de La Cruz, Tela, Atlántida, incluido Albert Sneider Centeno, presidente del patronato de la comunidad, y la tercera, el confuso incidente de ayer por la mañana en la cárcel de Támara, donde reos se enfrentaron a tiros con los guardias de seguridad, dejando como saldo un sargento herido. Las tres son acciones que generan un alto grado de incertidumbre entre la población que se siente totalmente desprotegida frente a las bandas de delincuentes que ejecutan estos, y muchos otros, hechos violentos en total impunidad. Son hechos que dejan flotando en el ambiente muchas preguntas que, en su mayoría, quedan sin respuesta. Por ejemplo, nunca han logrado dar una respuesta contundente sobre: ¿de dónde salen las armas con las que se cometen los asesinatos dentro y fuera de las cárceles? o, ¿cómo es posible que los delincuentes se movilizaran tan libremente para ir a asesinar impunemente a los pobladores de Laguna de Agua? En la actual administración se ha dado prioridad a temas de seguridad y destinado altos porcentajes de los presupuestos para la seguridad ciudadana, pero a la luz de los acontecimientos y las estadísticas, los resultados no han sido los esperados. Son decenas de hondureños y hondureñas que siguen siendo víctimas de la vorágine de la violencia, lo que obliga a sentarse y replantearse esas políticas. Las autoridades están en deuda con un pueblo que sufre a diario las consecuencias de sistemas que han sido infiltrados por la corrupción y los corruptos, y dar pasos firmes para retomar la gobernabilidad, tanto en las cárceles como en los cuerpos policiales encargados de dar seguridad a la ciudadanía.