Habiéndose cumplido un año de gestión gubernamental de la actual administración, resulta muy oportuno sugerirle a la presidenta Castro y a sus más cercanos colaboradores que ha llegado la hora de mirar hacia el hoy y el mañana, más que en el pasado, diseñando políticas y acciones factibles de implementarse en el corto plazo, con resultados innovadores y significativos, no cosméticos ni meramente asistencialistas.
En vez de ello, un plan anticrisis coherente, realista, integral, “poniendo en primer lugar las propuestas y estrategias para hacer crecer la economía y resaltar las oportunidades en lugar de los problemas (...), priorizar los proyectos en carreteras, energía, seguridad, ciudadanía y modernización del Estado”, tales sugerencias oportunas formuladas por el presidente del Consejo Hondureño de la Empresa Privada, Mateo Yibrín.
Ante la crisis económica mundial con sus múltiples implicaciones, debe merecer la máxima prioridad el hacerle frente, simultáneamente, tanto en lo social como en lo económico. Para ello, resulta imprescindible el crear consensos entre los sectores público y privado en áreas vitales como la generación de empleo, priorizando a los jóvenes compatriotas que ni trabajan ni estudian, temática que previamente hemos abordado en esta columna editorial.
Además, incorporar al sector informal con precarios e inestables ingresos familiares, al sector formal, así como a quienes, por distintos motivos, perdieron sus puestos de trabajo, reduciendo su poder adquisitivo con la pérdida de ingresos fijos. Paralelamente, la reducción de la pobreza y la desigualdad, que continúan golpeando a más y más compatriotas, cuyos precarios niveles de subsistencia se deterioran de manera acelerada.
Mucho por hacer; hay que poner manos a la obra.
