La UNAH celebró este sábado la primera megagraduación del año, con 1,234 nuevos profesionales que coronaron su esfuerzo y dedicación en el estudio. Y que, además, son parte de un segmento privilegiado en nuestro país, donde solo el 16% de los jóvenes egresados de secundaria ingresan a la universidad. Con suerte, casi la mitad de estos graduandos ya cuenta con un trabajo, según datos de 2014 de la máxima casa de estudios, que cifra en un 45% el porcentaje de universitarios que trabaja y estudia. De hecho la responsabilidad laboral es causante del 5% de deserción en el alma máter.
Con su título en mano, algunos de estos recién egresados buscarán un aumento salarial, una promoción laboral o emprenderán la búsqueda de otro trabajo acorde con su nivel profesional. Pero el restante 55%, más o menos, se dará a la tarea de buscar su primer empleo.
Según la Encuesta de Hogares 2016 del INE, la tasa de desempleo abierto para los universitarios es de 8.9% y, promedio, pasan 5.1 meses buscando trabajo antes de encontrarlo.
Pero las expectativas que da un título universitario muchas veces quedan frustradas en un país con una PEA de más de 3.9 millones, donde la tasa de subempleo invisible es de 44.2%, la visible de 11.5% y la del desempleo abierto de 7.4%. En el caso de las mujeres, la tasa de desempleo abierto es de 10.7% y en el de los hombres de 5.1%.
La encuesta destaca también que la desocupación en nuestro país se concentra en la población joven: el 61.3% de los 291,048 desempleados son menores de 25 años.
Esta es parte de la realidad con la que se verán confrontados estos nuevos profesionales de las diferentes carreras, ya que mientras unos 130,000 hondureños se suman cada año a la población en edad de trabajar, se generan apenas cien mil nuevos empleos aproximadamente.
El gran desafío que tiene el gobierno es atraer la inversión, creando las condiciones políticas, sociales y financieras para generar más puestos de trabajo, además de fomentar el emprendedurismo. Pero el reto es también para la empresa privada que, consciente de su rol protagónico como motor de desarrollo, debe apostar más por Honduras y su gente. Solo así podremos luchar más efectivamente contra la pobreza.