A 16 días de las elecciones, Honduras todavía no tiene un Presidente electo. Esto no es nada positivo para los intereses del país.
El espectáculo que los políticos han montado y que no llega su fin no solo genera incertidumbre y afecta el estado emocional de las personas, sino que golpea fuertemente la economía nacional.
Fuera de nuestras fronteras, la imagen que tienen los extranjeros sobre esta nación es el de una sociedad conformada por políticos variables, fraudulentos, irrespetuosos de la ley, corruptos y poco transparentes. Qué pena.
Ahora lo más terrible que le podría venir al país es caer en una inestabilidad social, eso sería hundirnos más en una pobreza que ningún gobierno ha logrado superar.
Don Emilio Larach, uno de los hondureños más honorables y respetados, considera que en esta crisis política “los más dañados son los más pobres (y) la situación de ahora nos viene a retrasar en muchas cosas y a demostrar que hay gente que no quiere a Honduras”.
Dañar al país es dañarse a sí mismo. “Todos somos hondureños, todos tenemos que llevarnos bien por nuestro propio bien y ayudar a que el país produzca y progrese para beneficio de todos, nadie gana con lo que está pasando, la tranquilidad es importante, llevarse bien es importante, actuar correctamente y honestamente, con estas cualidades puede cambiar un país”, dijo este hombre íntegro.
Y es que los hondureños debemos aprender a vivir, y a luchar por nuestras aspiraciones bajo el marco de la legalidad y de la transparencia. Sin duda que esto evitará que con frecuencia caigamos en esas crisis, que nos arrebatan la tranquilidad y la paz.
Asimismo, es determinante que en estos momentos de denuncias de actos reñidos contra la ley, el Ministerio Público justifique su gran presupuesto e investigue si hay o no delitos electorales, y sin importar quien los haya cometido, sean enjuiciados y que de una vez por todas se siente un precedente para que un proceso electoral como el vivido recientemente no vuelva a ocurrir.