La reciente inauguración de este centro cultural en las instalaciones de la Universidad Pedagógica Nacional “Francisco Morazán” hará posible conocer diversos aspectos de China, la nación asiática hoy constituida en la segunda potencia económica en el mundo, de la cual conocemos apenas datos fragmentarios de su pasado y presente, en sus diversas facetas.
La milenaria civilización china ha contribuido con diversos aportes tecnológicos al progreso de la humanidad, con diversas aplicaciones e innovaciones.
La diversidad étnica de su población, la más numerosa del mundo, está unificada mediante la enseñanza del chino mandarín, con escritura simplificada para máxima difusión y aprendizaje.
Distintos países con los cuales mantenemos relaciones diplomáticas proyectan la enseñanza de su idioma y sus culturas, impartiendo cursos, montando exposiciones, invitando a delegaciones artísticas, exhibiendo películas, ofreciendo becas. Estados Unidos, España, Francia, Alemania y Japón así lo practican, ya que conocen la importancia de proyectarse al mundo por medio del llamado “soft power”.
Honduras debe abrirse al mundo, cada vez más interrelacionado, consolidando y aperturando lazos diplomáticos y económicos con distintos países, independientemente de sus respectivos sistemas políticos e ideológicos, siempre bajo el principio del mutuo respeto a la soberanía y autodeterminación.
La globalización incluye no solo al comercio, igualmente debe abarcar la libre circulación de las ideas, lo que vigoriza tanto lo material como lo intelectual. Lo opuesto, la xenofobia y chauvinismo, generan tensiones y conflictos internacionales que pueden y deben ser evitados, ya que militan en contra del internacionalismo y la paz, impidiendo una mayor comprensión y acercamiento entre los pueblos, más allá de sus diferencias étnicas e ideológicas. De un mundo para todos dividido, la humanidad debe aspirar a un planeta por todos compartido si es que se desea que prevalezcan la tolerancia a la diversidad, la armonía y la fraternidad.
