Partiendo del hecho que el conocimiento se encuentra en permanente innovación, nunca dejamos de aprender, lo que requiere de esfuerzos para permanecer actualizados en al menos una disciplina intelectual.
Si anteriormente quien no estaba al tanto del uso de las computadoras e internet quedaba rezagado y marginado de promociones laborales, hoy es necesario estudiar la inteligencia artificial (IA), ayer confinada a la ciencia ficción, hoy a la realidad cotidiana, en medicina, educación, industria, comercio, agricultura, geopolítica, finanzas.
La IA genera sistemas capaces de realizar tareas que requieren de inteligencia humana: razonar, aprender, decidir. Una rama de la IA permite a las máquinas aprender de datos sin ser explícitamente programadas.
¿Por qué es necesario el conocerla y aprenderla? Porque ya está transformando nuestras vidas y oportunidades de generar ingresos, sea como asalariados o por cuenta propia, como herramienta transformadora de nuestras vidas, con infinitas aplicaciones.
El FMI estima que la IA impactará en alrededor del 40% de los empleos globales, eliminando algunos, transformando otros, acentuando la desigualdad entre quienes pueden incorporarla a sus actividades y quienes no. El trabajo humano está siendo reemplazado o redefinido por sistemas automatizados, tal como nos advierte el economista Fernando Canchón Avellaneda.
Se ha afirmado que la IA puede convertirse en el mejor aliado de la humanidad o en el invento que precipite nuestra extinción. El papa León XIV advierte que esta tecnología no puede evaluarse meramente desde criterios técnicos, igualmente desde consideraciones éticas y antropológicas.
Hoy, que conmemoramos el Día del Estudiante, no olvidemos que todas y todos, por igual, lo somos a lo largo de nuestra existencia. Las fronteras y avances del conocimiento se amplían cada vez más, incesantemente.