Opinión

De Bielorrusia a Nicaragua

Los escándalos sobre fraudes electorales aparecen una epidemia que se expande por diversas regiones del planeta, al igual que la fiebre reeleccionista de una serie gobernantes, quienes en sus desbocados afanes de perpetuarse en el poder, utilizan toda clase de artimañas para legitimar a través de consultas populares amañadas y elecciones fraudulentas ignominiosas autocracias.

Un fenómeno que no es exclusivo de ciertos países de África y América Latina, sino una cuestión que también se presenta en naciones asiáticas como Irán y de la Unión Europea como Bielorusia.

En Bielorusia su presidente, Alexander Lukashenko, apodado 'el último dictador de Europa', lleva 17 años en el poder y ha instaurado un régimen autoritario que tiene en la cárcel a los principales críticos de su tiranía. Se ha reelegido consecutivamente desde el 2001, en medio de cascadas de acusaciones de fraudes, ante las miradas complacientes del resto de países miembros de la UE.

El presidente Lukashenko, además de controlar los 110 escaños en el parlamento, también domina el aparato judicial y los organismos de control. En otras palabras, es el amo y señor en Bielorusia.

En África, además de las conocidas tiranías disfrazadas de 'gobiernos democráticos' que nos hemos referidos en comentarios anteriores, encontramos casos como el del presidente de Camerún, Paúl Biya, quien gobierna desde hace 29 años y si cumple con el mandato constitucional gobernará 36 años, ya que el 6 de octubre fue reelegido por sexta vez con el 77.9% de los votos.

Otro caso interesante en África es el del presidente de Uganda, Yoweri Museveni, un exguerrillero que lleva 25 años en el poder, 10 de ellos bajo un régimen militar y los 15 restantes 'triunfando' en elecciones viciadas.

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