Opinión

¿Comienza hoy el último gobierno chavista?

Al asumir hoy, Nicolás Maduro no solo se convierte en el primer presidente del chavismo sin Chávez, sino que también podría ser el último de no demostrar con hechos, y pronto, la real viabilidad del socialismo del siglo XXI y de mantenerse el gran avance logrado por la oposición en las elecciones del pasado domingo.

De hecho, los resultados de las segundas elecciones presidenciales en solo seis meses —a raíz de la muerte del presidente Chávez— se transformaron en un fiasco para Maduro y en un éxito más que el esperado para el candidato de la oposición Henrique Capriles, quien en octubre de 2010 había sido derrotado por Chávez por 11 puntos porcentuales, pero el pasado domingo el ganador no llegó ni siquiera a los 2 puntos porcentuales de ventaja.

Es obvio también que los votos obtenidos por el oficialismo estaban más cimentados en las simpatías sembradas por Chávez y el sentimentalismo provocado por su muerte que por el carisma o la confianza en que Maduro haría mejor las cosas después de 14 años de gobierno en una Venezuela que, a pesar del progreso social alcanzado, enfrenta problemas gravísimos como los altos índices de criminalidad, la escasez de productos básicos, devaluación de la moneda y una histórica inflación.

Aunque solo Estados Unidos y la oposición liderada por Capriles no lo reconocen como ganador de las elecciones del domingo, lo cierto es que Maduro asumirá el poder en circunstancias sumamente difíciles, muy debilitado, incluso antes de que llegue el momento en que ya no puedan ocultarse las obvias pugnas internas que estallarán, más temprano que tarde, al interior del chavismo, impulsadas precisamente por el fracaso electoral de quien se autoproclama “hijo de Chávez”.

Capriles, quien ya ha anunciado que impugnará las elecciones después de presentar ayer su solicitud formal para que se cuenten de nuevo el 100% de los votos emitidos el domingo, hace lo propio para evitar otro reacomodo de las fuerzas chavistas que al menos cuando eran dirigidas por su “comandante supremo” tenían un extraordinario poder de recuperación como ocurrió después de haber perdido en 2007 el referendo para reformar la Constitución.

No hay duda de que Venezuela inicia hoy una nueva etapa, con una población partida en dos mitades, y serán los comportamientos de quienes dirigen ambos bandos los que indicarán cuál de los dos prevalecerá o si estamos viendo el nacimiento de un nuevo bipartidismo en la tierra de Bolívar.