Columnistas

Tranquilo, Bobby

En la canción “Niágara en bicicleta” inventa Juan Luis Guerra que sintiéndose mal va al hospital donde, a casi perder el sentido, la enfermera le susurra: “tranquilo, Bobby, tranquilo”. Luego de caricias la joven diagnostica. “Hay que chequearte la presión” dice “pero la sala está ocupada y en este hospital no hay luz para un electrocardiograma”. El héroe brama de susto: “¿No me digan que los médicos se fueron, no me digan que no tienen anestesia, no me digan que el alcohol se lo bebieron y que el hilo de coser fue bordado en un mantel... No me digan que las pinzas se perdieron? Que el estetoscopio está de fiesta, que los rayos X se fundieron y que el suero se usó para endulzar el café... Porque es muy duro pasar el Niágara en bicicleta...”. Casi el pulcro retrato de las clínicas locales.

Similar susto sentimos los pacientes del mal político hondureño al contemplar la carencia casi absoluta de entendimiento en torno a la presente etapa histórica que vive la nación. Entrevistados, comentaristas y columnistas normalmente mediocres despotrican por falta de empleo, ausencia de oportunidades, pobreza y miseria, costo de la existencia, violencia e inseguridad, sin proponer soluciones sino transmitiendo la sensación de que tal tragedia acontece exclusivamente en Honduras, cuando basta tornar la pupila para percibir que se da enorme semejanza de problemas en países cercanos y lejanos, a veces en peores circunstancias.

Véase: el alza anual de precios (inflación) en Argentina rondó en 2022 el 109%, muy lejano de Honduras y desastroso para aquella economía comunal, cuyas familias sobreviven con salario mínimo equivalente a US$170.00 por mes, inferior al nuestro. Honduras y la culta Uruguay muestran idéntica tasa de desempleo (8.7% en 2022), menor que Panamá (8.8), la rica Bahamas (10.1), Colombia (10.48), Costa Rica (10.6), Guayana (14.5), Haití (14.8). El país más peligroso de América es Estados Unidos, pero el mayor sitio de riesgo para los defensores de derechos humanos no es el nuestro sino Colombia (145 asesinatos en 2022), seguido por México y Perú.

Obvio que es Haití el más pobre del continente, prosiguiendo en tal orden Honduras, Nicaragua, Bolivia, Guyana, aunque a pesar de ello, y según BID, para 2024 nuestra patria tiene mayores perspectivas de crecimiento (3.7) que Guatemala, Bolivia, Brasil, Ecuador, Perú, México, El Salvador, varios más. O sea que los números son nada sin equipararlos a lo regional y a la globalidad, dado que el contexto es vital para comprender la propia iniciativa o situación.

¿Recuerdan a la pareja Betty y Barney Hill, abducida por un ovni en 1961? Viendo en la nave un mapa estelar ella con pavor interroga: “¿De dónde vienen?” Y responde el alienígena: “Si ignoras dónde se ubica tu planeta jamás entenderás a los otros”...

De símil modo, la caterva de “opinadores” que cunde hoy cual epidemia, ajenos a ciencias políticas o con poca formación cultural y académica, y que nos retratan cual lo peor del orbe, deberían moderar sus deducciones y ver la realidad planetaria. La globalización es económica pero también social. Ucrania nos afecta pero igual la deforestación en el Ulúa perjudica al mundo. Sólo el tonto acepta verdades absolutas... Tranquilo, pues, Bobby, tranquilo...