No sé cuántas veces ya se me ha hecho referencia, con elevadísimo escándalo, que hay niños, jóvenes y hasta adultos que escriben el nombre del país con minúscula, y efectivamente no es para menos. Este es, por supuesto, un error en el plano ortográfico, es decir, en la lengua escrita, que refleja de alguna manera la preparación o, por lo menos, el esmero académico de las personas.
Por un asunto de casualidad, este error no lo marca el Word (el procesador de texto casi universal), ya que la palabra “hondura” (con su plural “honduras”) es, primero que el nombre de nuestro país, un sustantivo común. Como se lo escuché decir una vez al escritor Giovanni Rodríguez, quizá sería mejor que nos llamáramos “Anchuria” porque hace referencia a ancho y no a hondo, honestamente esa es una idea que me gusta.
Solo para hablar de Centroamérica, El Salvador y Costa Rica tuvieron muchísima suerte con sus nombres. No quisiera yo sonar pesimista o hacer de este nombre una tragedia, sin embargo, los acontecimientos desesperanzadores que nos rodean parecieran cumplir una especie de destino, que honestamente espero que sea nada más cosa de la imaginación.
Pero volvamos al error ortográfico. Creo que esa falta que se comete no es más que la respuesta que tiene la población hacia el Estado. Es claro que se erra sin ningún tipo de rebeldía y no representa ninguna acción política, sin embargo, refleja el bajísimo nivel educativo de Honduras. El Estado de Honduras le da poca educación y de baja calidad a los jóvenes y los jóvenes les devuelven eso mismo, porque probablemente es lo único que están capacitados para dar. No más. Y no quisiera ser reduccionista y decir que es únicamente el sistema educativo el que ha fallado, para llegar a escribir el nombre de tu propio país con inicial minúscula es necesario que demasiadas entidades e instituciones fallen.
Es hasta poético que este error ortográfico sea y exprese a la vez con tanta claridad el estado de un Estado. Porque al encender la radio y la televisión para ver y escuchar los noticieros y entrar a los dispositivos electrónicos para leer los diarios, en efecto, sentimos que el estado (con minúscula) que habitamos es en efecto una hondura.
No quiero que se piense que estoy disculpando a todos aquellos que se equivocan y escriben mal el nombre de nuestro país, que tanto respeto merece, pero sí me gustaría que antes de juzgar a esas personas piense que esa falta de criterio o de esmero para decidir si se escribe con mayúscula o minúscula a inicio de palabra, juzgará a todo el proceso que hizo que eso fuera posible. Quizá ese pobre muchacho o muchacha se está ahogando en una hondura y lo único que le damos es una mirada reprobatoria (que es quizá peor que una nota reprobatoria, quizá).
Por último, quisiera decir que Honduras no es homogéneo, y que si a referencias de nombres nos ponemos, también tenemos palabras con bonitos significados en departamentos y municipios como Gracias a Dios, El Paraíso, La Paz, El Progreso, Santa Fe, Dulce Nombre, La Unión, Las Flores y muchos santos y santas, además de muchísimos nombres de origen indígena que son muy hermosos, sonoros y con mucho significado. Además, si lo piensa bien, también en las profundidades puede y debe haber tesoros y mucha magia.
Eso sí, recuerde: los nombres propios, incluidos los países, se escriben con inicial mayúscula.