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El mensaje de la corrupción y la cadena perpetua

La culpabilidad del expresidente Juan Orlando Hernández por la justicia estadounidense es un mensaje claro a todos los políticos corruptos de Honduras, quienes se encuentran en todos los partidos políticos.

Es un mensaje a los funcionarios corruptos que administran y brindan seguridad a los procesos electorales de manera integral, haciendo referencia a los magistrados, técnicos de encriptamiento de programas electorales, Fuerzas Armadas, policías y otros.

Es un mensaje para los funcionarios de los tres poderes del Estado amigados con la corrupción y encaminados a legalizar candidaturas y fraudes electorales a modo de perpetuar parciales en el poder político y gubernamental.

También envía un mensaje claro a toda la población hondureña, especialmente a la ciudadanía votante, los electores, para que se mantengan vigilantes y hagan prevalecer la inviolabilidad de las normas de la inelegibilidad electoral para blindar su voluntad y confianza en el candidato votado.

Todo este proceso del juicio del expresidente es mensaje para que la actual estructura corrupta interpartidaria opte por reconstruir los fundamentos democráticos y del Estado de derecho; también es una muestra evidente que el sistema de justicia hondureño ha sido inoperante y parcializado; las Fuerzas Armadas y policiales sirviendo en toda la industria de corrupción; el financiamiento ilícito político-electoral derivado del narcotráfico y dineros públicos; captura del Estado y concentración de todo el poder del Estado al servicio del crimen organizado, causando un profundo debilitamiento institucional.

Los políticos convirtieron la política en una lanza maligna para atravesar Honduras, darla a conocer como una forma de entenderla y de ejercerla, la cual es esencialmente corrupta.

La estructura política de gobierno que han levantado los políticos de todos los partidos ha sido corrupta, ellos han hecho un pensamiento natural supremamente equivocado y dañino, dando a entender que el partido y/o sus aliados en el gobierno asumen que el Estado es suyo, los recursos de la nación son suyos, el dinero del Estado son suyos, todas las arcas públicas son suyas, la utilización de las fuerzas son suyas, las comunicaciones suyas, esa idea de que todo es suyo, somete y encubre el cáncer maligno de la corrupción apareciendo metástasis por todos lados, un denominador común de los regímenes corruptos y autoritarios de izquierda o de derecha.

El desafío de los hondureños es grande, se hace necesario que surjan convenios internacionales que vigorizan los instrumentos jurídicos y de seguridad, para desmontar la estructura criminal existente, hacer profundas reformas democráticas, seguridad y garantías electorales, realizar una verdadera y genuina depuración militar y policial, modernizar e independizar el Ministerio Público, realizar cambios sustanciales en la Corte Suprema de Justicia y consolidar el respeto a la independencia de los poderes del Estado.

Necesitamos urgentemente instituciones fuertes, con hombres y mujeres con sólidos principios éticos y morales, pero sobre todo temerosos de Dios. Queda planteado.