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El conflicto palestino-israelí

El plan recién presentado por el presidente Trump supuestamente para concluir el secular enfrentamiento entre ambas nacionalidades ha generado apoyos y rechazos, según beneficia o perjudica a las partes involucradas. Ubicarlo en perspectiva histórica ayuda a entenderlo e interpretarlo.

Tras el colapso del Imperio Otomano y el fin de la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña recibió el mandato sobre Palestina por la Liga de las Naciones en 1922. En 1917 el canciller británico Arthur Balfour declaró su apoyo al establecimiento de un Estado judío en Palestina, donde los judíos constituían menos del 8% de la población local. Recuérdese que el año 135 D.C., el Imperio Romano, tras sofocar una rebelión hebrea, expulsó masivamente a los judíos de Palestina, dispersándose estos por el mundo: la Diáspora.

1947: la ONU propuso un plan para dividir Palestina en dos Estados: a los judíos, que para entonces representaban menos de 1/3 de la población y poseían menos del 4% de las tierras, se les otorgó la mayoría del total territorial.

El 14 de mayo, 1948, el recién creado Estado israelí se declara independiente. La población palestina negó el reconocimiento a la nueva nación: cinco Estados árabes invaden Israel el 15 de mayo, concluyendo en julio de 1949, con victoria israelí, que conquistó más de la mitad del territorio asignado al Estado palestino. Israel quedó posesionada de más del 78% de la Palestina original.

4/5 partes de los palestinos que habían vivido en las que se constituyeron las nuevas fronteras israelitas fueron violentamente expulsados, impidiéndoles retornar a sus domicilios, generando miles de familias desplazadas, convirtiéndose en refugiados aproximadamente 700,000 palestinos, sobreviviendo como tales en países árabes vecinos hasta la actualidad. Algunos optaron por migrar a otras naciones.

Esos refugiados y sus descendientes hoy constituyen alrededor de cinco millones de personas. Jerusalén quedó dividida en dos, bajo dominio israelí y jordano, respectivamente. La ONU no obligó a Israel a devolver a sus propietarios las tierras conquistadas, tampoco que permitiera el retorno de los desplazados.

1964: se fundó la Organización para la Liberación de Palestina, designada por Washington como “grupo terrorista” en 1987. 1967: Guerra de los Seis Días. Israel triunfa, capturando Gaza, Península del Sinaí, despoja a Jordania de la ribera occidental del río Jordán y la mitad oriental de Jerusalén, ocupando las Alturas del Golán, en suelo sirio.

Así, Israel conquistó el restante 22% de Palestina, empezando la construcción de asentamientos de colonos, declarados ilegales por la ONU. 1973: estalla la cuarta guerra árabe-israelí, triunfando Israel. 1979: Tratado de paz con Egipto, devolviéndole Sinaí, excepto Gaza. 1980: formalmente anexa Jerusalén oriental, cuyo estatus debía definirse en negociaciones entre ambas partes. 1988: Israel rechaza la declaración independentista palestina en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza. El 2017 Trump traslada la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén. 2018: Trump clausuró la misión diplomática palestina en Washington, cortando la ayuda económica a Palestina. Actualmente viven en Israel 9 millones de personas, de las cuales 1.9 son árabes. En los territorios palestinos ocupados subsisten tres millones, sujetos a la legislación militar israelí, y unos dos millones en Gaza, bloqueados por tierra y mar.

En el próximo artículo analizaremos el “Plan de Paz” de Trump, unilateralmente impuesto sin consultar a los palestinos.