Con sus rostros cubiertos con pañuelos o trapos dañan la propiedad privada, destrozan cristales de autos, paran el tráfico por horas, aturden clases, se toman edificios y convierten los entornos del alma máter en un infierno.
Semanalmente, así muestran su fibra y retan a la autoridad una mínima tropa de “universitarios” que seguro no tienen tatas.
Hemos seguido de cerca las últimas protestas que “alumnos” de la Universidad Nacional de Honduras (UNAH) vienen ejecutando hace meses en un afán de llamar la atención exigiendo, según ellos, “justicia”, por muertes no esclarecidas o, pidiendo en su caso, la abolición total de la ley antiterrorista recién aprobada por los legisladores.
Unos cuantos educandos tienen en jaque a los mandos. La rectora Julieta Castellanos parece haber perdido todo tipo de control de sus huéspedes que cada vez que les ronca la gana arman tremendos despelotes afuera y dentro del campus universitario. Todos tenemos derecho a la protesta y lo avalamos, pero con justa razón y reales propósitos.
Nadie puede evitar que diversos sectores reclamen por injusticias nacionales, desde crímenes en la impunidad hasta el más mínimo acto de corrupción de funcionarios, pero que un grupo de “estudiantes” anarquistas paralice la capital y siembre el pánico rompiendo vidrios de carros, buses y bloqueen bulevares es un acto ilógico, reprochable.
El más reciente escándalo callejero fue el pasado miércoles. Un minúsculo número de revoltosos universitarios se tomó los carriles frente a la UNAH. Quemaron llantas, lanzaron piedras contra los transeúntes y choferes de autos e hicieron hoyos al concreto. La zona permaneció cerrada hasta casi el anochecer.
Pocos gatos jugaron, como siempre, enchute con la Policía Nacional y la Policía Militar del Orden Público (PMOP). Fue un caos total. ¿Por qué protestaron esta vez? Su caballito de guerra: el asesinato de Bertha Cáceres y la ley antiterrorista.
¿Por qué vengarse de inocentes dejando sin clases a más de 80 mil alumnos? ¿Son “indignados” o terroristas? ¿Dónde están sus tatas? ¿Dónde está su rigor Julieta?
*Periodista