a sociedad hondureña se apresta complacida a dar la más cálida bienvenida a la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih); esta llega ante la exigencia de la población en general, cansada de ver tantos casos de corrupción impunes, limpiar el nombre de nuestro país del estigma que nos identifica como uno de los países más corruptos del mundo.
El visto bueno de las autoridades nacionales es encabezado por el señor presidente de la República, Juan Orlando Hernández Alvarado, con el afán de reconstruir las instituciones encargadas de combatir la impunidad que hemos vivido durante las últimas décadas, más el apoyo decidido del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.
Esta misión viene integrada por expertos internacionales que actuarán con independencia, apoyando, fortaleciendo e impulsando reformas al sistema de justicia, seguridad y órganos fiscalizadores del país.
Las expectativas de la población son enormes en cuanto al papel que desarrollará la Maccih para investigar y combatir la corrupción y la impunidad pública y privada, que por años se ha entronizado en nuestra sociedad a vista y paciencia de las propias autoridades de gobiernos, el sistema judicial y órganos fiscalizadores, que han mostrado debilidad para cumplir eficazmente las tareas que les corresponden; se muestran incoherentes al penalizar a corruptos y criminales. Existe cualquier cantidad de leyes que no son aplicadas por quienes deben hacerlo y, si lo hacen, muchas veces ven primero de quién se trata para sancionarlo o eximirlo impunemente.
El incumplimiento de algunas de estas leyes se debe, entre otros motivos, a la resistencia del mismo Estado para su aplicación, especialmente porque los que lo han dirigido sentaron sus bases en el secretismo, la impunidad y los privilegios para violentarlas.
Además, la falta de una cultura y formación cívica con valores y principios para respetar y no involucrarse en las diferentes actividades corruptas, conocidas por todos y que ya forman parte de nuestro folclor como el “bananagate”, “chinazo”, “lapizazo”, “gasolinazo”, “lechazo”, “carretillazo”, “zapatillazo”, quiebra de bancos y la Conadi, desfalco del Instituto de Seguridad Social, del Imprema, el Injupemp y otros “azos” más; así como otras que no han trascendido.
Solo hay que investigar y ver algunos personajes, verdaderos bandoleros, que antes de ser funcionarios públicos no tenían nada, vivían en X barrio, y ahora habitan en mansiones de exclusivas colonias, andan en vehículos último modelo, con chofer privado y guardaespaldas, etc.
Nos llena de optimismo la presencia de la Maccih y la decisión del gobierno, mostrando enorme voluntad para terminar con el “dejar hacer-dejar pasar”. Esperamos y anhelamos que esta cruzada sea permanente, estableciéndose ya una cultura de respeto a la ley, respeto a nosotros mismos, a nuestros semejantes y a todo lo legalmente establecido.
No debería ser causa de sobresaltos que un delincuente de cuello blanco sea apresado y metido a la cárcel y responda por su delito, como cualquier ciudadano común y corriente. Nuestro deber es, en este momento, trabajar todos por una Honduras cada día más transparente, más inclusiva; un lugar apto para que las futuras generaciones se desarrollen y alcancen sus sueños y metas; y decir a viva voz ¡No más impunidad!
“...La impunidad premia el delito, induce a su repetición y le hace propaganda: estimula al delincuente y contagia su ejemplo....”, Eduardo Galeano en su libro “Patas arriba: la escuela del mundo al revés”