El día 9 de junio de 1805, muy presente tengo yo, nació aquí en Tegucigalpa el Caballero sin Tacha de la América Central. Hijo de José María y de doña María Fiallos, de la alta sociedad; viajaron a Comayagua y al Colegio Tridentino lo mandaron a estudiar. Así se formó Cabañas, con espíritu guerrero, en la vida militar, que después de ser soldado, participó en mil batallas y llegó a ser general.
Recordemos a Cabañas, recordemos sus hazañas, valentía y honradez, y que todos los hondureños lo llevemos en el pecho, como emblema nacional. Participó en varias batallas, en Las Charcas, Jaitique, San Pedro Perulapán, derrotando a todos los mercenarios de la América Central.
José Trinidad Cabañas Fiallos fue el octavo presidente de Honduras; no nació pobre ni fue pobre, fue un socio minero en El Salvador, organizó su hacienda a orillas del río Selgualpa, a inmediaciones de la ciudad de Comayagua, fue administrador de la Aduana de Trujillo, sin recibir pago, los políticos modernos deben de conocer la vida y obra de este valiente general en el que la honradez no tiene comparación.
El reciente 9 de junio, Honduras también conmemoró con orgullo el Día del Policía Nacional, honrando la vocación de servicio y compromiso de los ciudadanos que se dedican a esta noble profesión, esta fecha coincide con el natalicio del prócer José Trinidad Cabañas, símbolo de civismo, integridad y valentía.
Cabañas también representa la dedicación a la patria. Su sueño de unificar los pueblos centroamericanos lo acompañó a lo largo de su vida, y su legado sigue vivo en nuestra lucha constante por la integridad y la transparencia.
El expresidente hondureño falleció en Comayagua el 8 de enero de 1871. Hoy en día es importante que en los centros educativos se enseñe la vida y obra de nuestros próceres, para que las actuales generaciones sigan sus ejemplos.
