Cartas al editor

Raíces garífunas

El intento de escribir estas líneas obedece a varias razones. Una de ellas es hacer memoria de un pueblo que llegó a las costas hondureñas e hizo de este territorio su hogar, incursionando su valiosa cultura, enriqueciendo al país con la gama de elementos que demuestran la opulencia de este grupo. Tan interesante es la cultura garífuna que cada detalle de esta forma parte de una descripción histórica, el lenguaje, los rituales, la danza, la música (y sus instrumentos), la gastronomía, etc.

Me permito preguntar, ¿actualmente, cuál es el status de la comunidad garífuna? La historia de los garífunas o comunidad negra tiene sus inicios en las raíces arahuacos que naufragaron en las islas de San Vicente en 1635, y por circunstancias trágicas llegaron a Honduras el 12 de abril de 1797. Dentro de los parámetros sociales y culturales, la comunidad garífuna ha sido invisibilizada por años, por los gobiernos de turno, por nuestra sociedad; nuestros hermanos garífunas han sido discriminados, excluidos y marginados.

Los logros significativos que han tenido en un esquema social como el nuestro representan un paso importante, considerando los pocos esfuerzos que se han hecho para adentrarse en el mundo de este grupo descendiente del imponente África. Resulta interesante nuestro comportamiento ante este grupo étnico, en el concepto de que cuantos nos agrada su danza, sus adornos y pinturas, los colores de sus atuendos, sus ritmos nos trasmiten una profunda alegría, pero lamentablemente nos alejamos cuando ya la “diversión” que nos proporcionan ellos se acaba.

Es un insulto para el ser humano como tal tratado como un instrumento de diversión, hoy en día usted los verá en las playas costeras, las mujeres haciendo trenzas, los niños vendiendo sus dulces a bases de coco, todo por unas monedas, otros son motivados a hacer “reír” a los turistas por tres centavos que reciben.Amigo lector, ellos igual que usted y yo son seres humanos a los que debe tratase dignamente.