Cartas al editor

El bosque de la china

Era el primer campamento al que iba a ir en mi vida, y eso me tenía muy emocionado, explorar el bosque con un grupo de amigos sin duda alguna será una gran experiencia, con amigos todas las vivencias son mejores, nuestro instructor nos dijo que iríamos al bosque de la china, una zona no tan alejada de la ciudad a unos cuantos kilómetros nada mas, ya todos sabíamos lo básico para supervivencia, como encender fuego, hacer nudos, entender como funciona una brújula, pondrían a prueba nuestro sentido de la orientación.

Todo marchaba bien, era nuestro tercer día, estaríamos una semana en el bosque poniendo a prueba lo que aprendimos, pero el cuarto día por la mañana nos mandaron a explorar una zona del bosque, y en unos cuantos minutos nuestra brújula se volvió loca y prácticamente estábamos perdidos, queríamos usar nuestros silbatos, pero uno de los compañeros dijo que intentáramos volver al punto de partida por nuestra cuenta, que nos pusiéramos a prueba, y fue así como en un par de horas no teníamos una remota idea de a donde fuimos a parar, y sin dudarlo dos veces y sin esperar la aprobación de nadie, soné muy fuerte mi silbato, mis compañeros hicieron lo mismo, pero nadie llegó por nosotros, cayó la noche y nadie andaba linternas habíamos salido por la mañana, entonces después de estar unas horas bajo el oscuro manto de la noche, divisamos, una luz a lo lejos y felices decidimos ir a buscar refugio, al acercamos pudimos observar una cabaña, tocamos la puerta y una mujer nos abrió, sin dejar que pronunciáramos una palabra dijo: pasen muchachos, estoy segura que se perdieron, aliviados mis amigos y yo entramos, a la cabaña olía raro y en pocos instantes una tormenta se desató, nos ofreció de comer, quedamos tan llenos que empezamos a mirar borroso. Entonces la mujer nos preguntó, ¿saben por qué este lugar se llama el bosque de la china? Porque unos exploradores encontraron a una asiática que se había perdido, la mutilaron y la sacrificaron, eran satanistas, y todo el que llega al igual que yo servirá de ofrenda, aquí siempre se pierden los exploradores. (Cuento)