Cartas al editor

De la alcaldía a la Presidencial

El próximo 29 de septiembre celebramos en el MDC el día de San Miguel Arcángel, el Príncipe de los Ejércitos Celestiales y un aniversario más para la ciudad capital. Es justo y necesario que se le reconozca en público a Nasry Asfura Zablah, un político y empresario de la construcción hondureña con ascendencia árabe palestina, su gestión como el alcalde que, sin duda, vino a cambiarle el rostro a Tegucigalpa con un desarrollo urbano moderno, cuyos antecesores, lamentablemente, no tuvieron la visión ni la voluntad de hacer las cosas de la forma ágil y diligente como las hizo Asfura.

Lo mejor de todo, sin derroche innecesario en publicidad, sino que más bien de forma austera. En su momento expresó con toda sinceridad “no me gusta gastar en publicidad y mejor lo invierto en obras, estoy trabajando para poder servir”. Dejará una huella imborrable que será recordada para siempre pues prácticamente refundó la capital, que necesitaba urgentemente las obras que hizo. Por lo que los ciudadanos de los diferentes partidos políticos, nuestros compatriotas que vienen a visitarnos del extranjero, los turistas y aquellos que no tienen partido político ven en el edil capitalino un hombre trabajador.

Yo tengo la fortuna de conocerlo desde que yo era un adolescente. Con sus primos hermanos Eduardo, Enrique, Lizeth y Fernando Zablah Mourra fuimos vecinos por muchos años en el Country Club y para mí son como una segunda familia, de hecho Fer, que ahora vive en México, fue mi mejor amigo de infancia. Mi madre le dio clases a Nasry en el Instituto San Francisco de Comayagüela, ahí fue compañero de mis hermanos mayores. En fin, tengo gratos recuerdos de su familia.

Me consta que Nasry viene de una familia trabajadora y de buen corazón. Si se rodea de gente noble como él, será el primer alcalde de Tegucigalpa en convertirse en el próximo mandatario de Honduras.