El 25 de noviembre se celebra el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
El alto a la violencia contra la mujer debe ser una lucha permanente de todos, ya que repercute negativamente en la familia, la base de la sociedad.
Los diferentes tipos de violencia física, sexual, emocional y patrimonial afectan por igual, unas dejando huellas visibles y otras, dejándolas en el alma. Los efectos físicos son potencialmente irreversibles y letales.
Tiene además efectos cognitivos, conductuales, emocionales, problemas neurológicos que afectan no solo a la mujer agredida, sino que repercute y afecta a todos los miembros del entorno familiar.
En los actuales momentos la violencia contra la mujer es una pandemia considerándose que los datos de femicidios son alarmantes cuando se informa que muere una mujer cada 17 horas y que en el transcurso del año van más de 360 mujeres muertas en estas condiciones, y lo peor del caso es que la mayoría de asesinatos quedan en la impunidad, aunado a esto al menos una de cada tres mujeres se enfrenta en algún momento con algún tipo de violencia, independiente de su cultura, religión, clase socioeconómica o nivel de educación que posea.
En la mayoría de los casos por patrones patriarcales, esquemas mentales , culturales y religiosos que han dado como producto el sometimiento y subordinación de la mujer y el temor de reaccionar y defenderse ante cualquier situación de maltrato y a silenciar su voz que desde lo más profundo de su ser clama justicia. No obstante hay que reconocer que gracias a la concientización y al trabajo realizado por las organizaciones e instituciones creadas para proteger a la mujer y a la aprobación, conocimiento y aplicación de algunas leyes, han habido algunos
