Opinión

Adiós a Don Rigoberto López

Mientras me encontraba de viaje por América del Sur llegó la triste noticia del fallecimiento de don Rigoberto López, un gran maestro, amigo y compañero que la vida nos dio la oportunidad de tener. Fue uno de los mayores propulsores de nuestro trabajo académico y de investigación. Ciertamente, sin toda su enseñanza y apoyo, no hubiésemos logrado con algún éxito ser estudiosos profesionales en el campo de las ciencias sociales.

Con nuestro padre y maestro aprendimos a ser investigadores y analizar los fenómenos sociales y políticos desde distintas perspectivas, pero, sobre todo, histórica y estructural. Él supo orientarnos y llenar algunos vacíos que por lo general dejan las aulas universitarias. Don Rigoberto se caracterizó siempre por ser un promotor del socialismo científico, ese fue el pensamiento que lo acompaño durante el transcurso de toda su vida. De joven colaboró y participó en algunas actividades políticas de la izquierda centroamericana, mismas que lo llevaron a compartir de cerca con el poeta salvadoreño Roque Dalton y otros líderes, quienes durante la década de 1960 se caracterizaron por su honradez y por tener una visión crítica y autocrítica al interior de los movimientos. Esas virtudes pesaron entre los corruptos y, por ello, algunos líderes honestos fueron asesinados. Su pasión por platicar y discutir sobre política estuvo acompañada por la táctica y estrategia en el ajedrez. Practicó e impulsó el denominado deporte ciencia entre jóvenes y adultos en distintos espacios públicos de la capital. Estaba convencido que los niños y la juventud hondureña son lo más valioso que tiene el país, y por ello, deberían ser objeto de atenciones (salud, educación, seguridad, cultura etc.), pues decía que “sólo así, la nación podrá salir del subdesarrollo social y político en que se encuentra”. Fue un ávido lector, incluso en los momentos más difíciles de su vida. La lectura constante era otra de sus grandes pasiones que lo llevaron a tener una concepción propia e independiente de la realidad nacional. Siempre mantuvo de forma firme sus críticas e irónicas reflexiones hacia los políticos y gobiernos mediocres, la injusticia social y los grupos de poder mezquinos. Asimismo, estuvo atento a develar a los políticos oportunistas, especialmente a los de la izquierda defeccionada que continuamente huían a sus agudas críticas.

El método que utilizó al hilvanar sus ideas y planteamiento de los problemas era basado en el materialismo histórico, por ende, siempre trazaba sus criterios desde una perspectiva crítica e historicista. Constantemente solía decirnos que en todo estudio era ineludible el análisis sistemático de los hechos históricos, pues conociendo el pasado llegaríamos a saber interpretar el presente. Mantuvo el temple de acero y un humor sarcástico aún en los días más feroces en su lucha por la existencia, dejándonos la enseñanza que jamás debemos darnos por vencidos a pesar de los múltiples obstáculos que se nos puedan presentar. Ser humano ejemplar, al que muchos y muchas admiramos por su honestidad y humildad. Un entrañable y digno compañero al que hoy tenemos el honor de despedir con una de sus frases preferidas (del escritor ruso Nikolái Alekséievich Ostrovski) que repetía a hijos, amigos, nietos y adolescentes con el propósito que buscasen el bien común, la paz y honestidad en sus acciones: “Lo más preciado que posee el hombre es la vida, se le otorga una sola vez y hay que saber vivirla de modo que al final de los días no se sienta pesar por los años pasados en vano, para que no exista una angustia por el tiempo perdido y para que al morir se pueda exclamar ‘toda mi vida y todas mis fuerzas han sido entregadas a la causa más noble en este mundo, la lucha por la liberación de la humanidad’”.

Tal y como se lo hicimos saber en vida, ahora también le hacemos público nuestro agradecimiento por todas las enseñanzas y consejos. Hasta siempre Don Rigoberto López. Su eterno descanso es justo.

Tags: