Por Orlando Mayorquín | The New York Times
Adam Fox agarró las redes y la jaula de su camioneta. Algo en la arena perturbaba el paisaje en el muelle de Santa Mónica, en el sur de California, una mañana.
Un león marino había aparecido en la playa. Estaba vivo, pero enfermo y en un estado casi comatoso. Al otro lado del muelle, otro león marino yacía en la arena, más alerta, pero aún enfermo.
Fox, que trabaja para un grupo de rescate de mamíferos marinos, se apresuró a ayudar a salvar a los animales y transportarlos para que recibieran tratamiento. Ambos leones marinos recibieron números de identificación, que contaban una historia.
Fueron etiquetados como 25-193 y 25-195 —los pacientes número 193 y 195 del grupo este año.
A lo largo de la costa del sur de California, cientos de animales —leones marinos, delfines, aves marinas— están apareciendo en la arena muertos o gravemente enfermos. Los expertos afirman que se ha convertido en una crisis que ha rebasado a las organizaciones de rescate, angustiado a los bañistas y dañado el hábitat oceánico californiano.
La causa es una neurotoxina producida por una proliferación de algas. Esta toxina, conocida como ácido domoico, es inofensiva para los peces, pero puede ser mortal para los mamíferos marinos. Los peces son portadores de la toxina, pero si los mamíferos y las aves los consumen, la toxina puede envenenarlos. El único tratamiento es eliminar la toxina y tratar los síntomas.
Las floraciones de algas no son raras en California, pero la cantidad de ácido tóxico que están liberando y la magnitud del daño que están causando a la vida marina han desconcertado a los científicos.
“Hemos observado más toxinas tanto en el propio organismo como en los animales que las adquieren”, dijo Clarissa Anderson, directora del Sistema de Observación Oceánica Costera del Sur de California, que monitorea las condiciones oceánicas. “Parecen tener más toxinas en sus tejidos. Por lo tanto, es posible que el plancton natural esté comenzando a producir más toxinas con el tiempo”.
Algunos afirman que está relacionado con el cambio climático y el aumento en la temperatura del mar. Otros afirman que los nutrientes presentes en la escorrentía terrestre pueden estimular las floraciones de algas. Los científicos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) están estudiando si las cenizas y los escombros arrastrados de los incendios forestales de Los Ángeles en enero podrían haber influido en la floración actual, dijo Michael Milstein, portavoz de la agencia.
La toxina ha sido particularmente devastadora para los delfines
Más de 100 delfines comunes han aparecido en las playas. Los investigadores afirman que el cambio podría deberse a que la proliferación ocurre más lejos de la costa, donde los delfines son comunes. A diferencia de los leones marinos, los delfines que terminan varados tras ingerir cantidades considerables de la toxina casi siempre deben ser sacrificados. Los leones marinos tienen mejor suerte, con 60 por ciento de probabilidades de sobrevivir si reciben tratamiento a tiempo.
La principal organización de rescate en Los Ángeles es el Centro de Atención de Mamíferos Marinos, la organización sin fines de lucro donde trabaja Fox, de 44 años. Él es uno de cinco rescatistas que responden a las llamadas desde el campo y ayuda a coordinar a los más de 70 voluntarios del centro. Aunque a menudo encuentra animales demasiado enfermos para ser rescatados, dijo que intenta salvar vidas.
© 2025 The New York Times Company