Honduras

Fosforera en Honduras, una industria que se resiste a morir  

El fósforo se importaba de Suecia y fue en 1930 cuando se instala en Honduras la fábrica El Águila; en la actualidad se comercializan 40 millones de cajas anuales.

26.01.2016

Tegucigalpa, Honduras
Y quién no ha utilizado un fósforo en su vida? Pues la respuesta seguramente es que todos.

Pequeños, grandes, hombres y mujeres. En sociedades poco desarrolladas es un artículo vital para la vida.

En los países desarrollados, no. ¿Y por qué? Pues sencillo, el avance de la tecnología está sacando del mercado un producto tradicional en las cocinas y en la vida de las personas.

Para el caso, en los países altamente electrificados, como Estados Unidos y otros en Europa, ya no cuentan con este tipo de empresas.

“Antes, usted para calentar su comida necesitaba un fósforo para encender el fogón o la estufa, o para encender un cigarrillo, y hoy en día, no. O usa un encendedor o el microondas, que son dos de los principales enemigos de esta industria que hoy lucha por sobrevivir en un mercado altamente competitivo y tecnificado”.

Así lo resume a D&N Leonel Bendeck, gerente de la Industria Honduras Fosforera, una de las dos empresas que todavía se dedican a esta actividad industrial casi en decadencia en la región centroamericana. La otra empresa se ubica en Guatemala.

En el resto de países de la región las fábricas que se dedicaban a esta actividad cerraron por diversas razones a lo largo del siglo pasado.

Bendeck es propietario de Honduras Fosforera, la empresa que fundó su abuelo Elías Juan Bendeck hace más de 45 años y en la que producen unos 200 millones de cajitas de 40 fósforos cada una, las que salen al mercado nacional y regional bajo diversas marcas: Gato Negro, marca líder en Honduras; Papagayo y Zaz en Guatemala; Momotombo en Nicaragua y en Costa Rica Volcán y Candela.

Se resisten a morir

“Mantenerse en el negocio no ha sido fácil”, dice Leonel Bendeck. Son muchos los obstáculos que la industria ha tenido que enfrentar.

Uno de esos problemas ha venido de la mano de la globalización económica, que abrió las puertas de la región a la libre importación de fósforos desde India, Pakistán y China, los principales productores de fósforos y cerillos a nivel mundial”.

En el caso de Honduras, ese comercio ha afectado fuertemente a la industria nacional, a tal grado que la empresa local solo maneja el 30% del mercado. El resto, son productos que llegan al país desde la India.

Pero eso no ha ofuscado a los dueños de la empresa, quienes tienen en el resto de países de la región un amplio mercado que requiere tecnología y capital.

En el siglo pasado, el proceso de elaboración de fósforos era en un 90% manual, pero actualmente se ha automatizado con pesada maquinaria comprada en China, con una capacidad instalada de producción que puede alcanzar los 800 millones de unidades por mes (unos 9,600 millones por año).

Es una industria que actualmente está produciendo para Centroamérica un promedio de 20,000 cajas de fósforos al mes.

“Cada una de esas cajas contiene mil cajitas de fósforos, es decir que estamos hablando de 20 millones de cajitas al mes, 240 millones de cajas por año”. De ese total, en Honduras se comercializan 40 millones. El resto se vende en Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.

En la elaboración de cada trozo de cerilla participan no menos de 13 personas, a partir de que el trozo de madera llega al plantel hasta el empaque en pequeñas cajas de cartón de 40 unidades (promedio) cada una.

Diversificando producción

Para mantenerse en el mercado, la industria ha comenzado a diversificar su producción. Ahora están elaborando nuevos productos bajo la marca Castor. Esos productos son palillos calibrados, palitos para chocobananos y paleta, cucharas para helados y bajalenguas (para uso médico).

“Estamos tratando de diversificarnos porque el fósforo ya no tiene crecimiento, más bien va a tender a decrecer”, dijo Bendeck.

Los productos se elaboran con base en la misma materia prima y con la misma maquinaria. Las nuevas líneas se exportan a Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Colombia.

El comercio con Colombia ha alcanzado ocho contenedores al año y se vende bajo la marca Sol. Otros clientes compran el producto sin marca.

También están haciendo fósforos en nuevas presentaciones: fósforos de barbacoa y de cocina, entre otros.

“Estamos probando cómo funciona en el mercado”.

A la par, siguen investigando otros mercados para abrir sus exportaciones, tanto en norte como en centro y Suramérica. “Nos hemos visto en la obligación de regionalizarnos porque solo con el mercado hondureño nos morimos”.

Pymes sin incentivos

“Somos una industria común y corriente, sin ningún tipo de incentivos. En Honduras, producir fuera de los regímenes especiales es bien problemático, no hay ningún incentivo para la pequeña y mediana empresa, que son la columna vertebral de la economía.

En Guatemala y El Salvador dan incentivos a sus empresarios, aquí no. Tener una empresa de estas en el país no es negocio”, apunta Bendeck para agregar: “Yo he estado pensando en moverme para Nicaragua”.

“Nuestros márgenes de ganancia son pequeños”.

Del gobierno demandan igualdad de condiciones. No queremos que nos den nada, solamente que nos dejen trabajar en igualdad de condiciones, dijo Bendeck.

“Yo creo en el libre mercado, en competir. Somos una industria que en medio de todas las dificultades hemos aprendido a sobrevivir, por eso yo lo que necesito es que nos den igualdad de condiciones para poder seguir subsistiendo”, apuntó.

Historia

Originalmente el fósforo se importaba de Suecia y fue en 1930 cuando se instala en el país la fábrica de fósforos El Águila. En 1948 se instala en el mismo lugar donde hoy se encuentra la Fosforera Centroamericana y en 1961, tras la quiebra de la Fosforera El Águila, se forma con los bienes de ambas empresas la Honduras Fosforera, que todavía está en el mercado.

Es un negocio en el cual estaban involucradas las familias Bendeck, Asfura y Nassar.

Han sido los únicos que han estado en este mercado. En los años 80 se instaló Cerillos del Norte, pero desapareció con el tiempo. Honduras Fosforera produjo en algún tiempo cerillos, pero lo descontinuó por bajas ventas.

¿Cómo ve la economía en 2016?

Bendeck, quien es presidente de la junta directiva del Centro Asesor para el Desarrollo de los Recursos Humanos (Caderh), resaltó los buenos resultados del actual gobierno en el sector macroeconómico, pero no a nivel micro.

Lamentó que en el país sigan cerrando pequeñas y medianas empresas, “principalmente por el problema de la inseguridad, porque esa situación a pesar de que se ha hecho un esfuerzo no ha mejorado”.

Dijo que en el campo fiscal, si bien estamos de acuerdo con que todo el mundo debe pagar sus impuestos según la ley, “creemos que se está desincentivando mucho la inversión a nivel nacional con las nuevas cargas tributarias, que son superiores a las del resto de la región. Hay empresas grandes que están ya pensando retirarse del país por esa carga fiscal que hay”.

Palabras vacías

“Si yo siento que el presidente que manifiesta que quiere crear fuentes de trabajo y atraer inversión al país, son palabras vacías, porque no se va a traer inversión al país con la carga tributaria, más otros factores como ser mano de obra cara. Somos el segundo país más caro, después de Costa Rica”, dijo Bendeck.

“Yo estoy de acuerdo que al trabajador necesita reconocérsele bien por su trabajo, pero entre más alto sean los salarios mínimos comparados con otros países de la región, las inversiones se van a ir para otros países.

Siento que no estamos creando las condiciones adecuadas para crear fuentes de trabajo y eso es muy preocupante porque toda esta gente que estamos capacitando y que queremos tener formada para atraer la inversión no va a encontrar trabajo porque no podemos atraer las inversiones al país”, agregó.

En relación al comportamiento del mercado, Bendeck dice sentirse pesimista.

“Pienso que en las únicas áreas donde se va a traer inversiones es en el sector de las maquilas (zonas libres), pero los que están sujetos a los regímenes tributarios nacionales muy difícilmente van a poder crecer, más bien están cerrando muchas empresas.

Siento que no se está siendo coherente, consistente, con lo que se dice y con lo que se hace”.