Tegucigalpa, Honduras.- Honduras tiene 5.3 veces mayor extensión territorial que El Salvador, 1.5 veces más población y, para 2024, registró 20 veces más homicidios. Aun así, los políticos hondureños prometen implementar un plan de seguridad al estilo de Nayib Bukele.
Desde precandidatos presidenciales, diputados y hasta alcaldes han caído en la llamada “fiebre de Bukele”, prometiendo a los hondureños ser el segundo país más seguro de Centroamérica.
¿Cómo lo harán? Cada uno habla de un plan de seguridad aplicando estrategias como lo hizo Bukele en El Salvador, justo como intentó —en un inicio— la presidenta Xiomara Castro a través del fallido estado de excepción.
El analista Miguel Cálix consideró que “cualquier candidato o presidenta que intente seguir el modelo Bukele va a fracasar, porque Bukele solo hay uno y las condiciones de El Salvador son únicas y peculiares”.
En cambio, el abogado Oliver Erazo cree que aplicar este plan sí funcionaria, pero que se necesitan políticos comprometidos e independientes, pues en Honduras no hay un Bukele, sino “remedos de políticos y remiendos de candidatos a la presidencia”.
Fiebre de Bukele
Al inicio de la gestión en Libertad y Refundación (Libre), Castro implementó el estado de excepción, en el que suspendió las garantías constitucionales en los puntos con mayores índices de violencia.
Para los expertos, esta medida solo ha dejado graves violaciones a los derechos humanos sin resultados tangibles. Las cifras de la Secretaría de Seguridad sí reflejan una disminución en los homicidios (de 3,661 muertes en 2022 cayeron a 2,525 al cierre de 2024).
Al comparar las cifras en bruto con la cantidad poblacional, nos indica que la tasa de homicidios por cada 100 mil personas cayó de 38.14 a 25.52, pero Honduras todavía está en la lista de países violentos.
Pese a que Castro suspendió las garantías constitucionales, así como lo hace todavía Bukele en El Salvador, los resultados fueron completamente diferentes.
No obstante, el “Plan de Bukele” es inspiración para los actuales precancanditos. Solo entre los que buscan ser candidatos a la presidencia hay dos, ambos del Partido Liberal: Jorge Cálix y Salvador Nasralla.
También aparece un precandidato a alcalde, según lo expresado de forma abierta en redes sociales o medios de comunicación.
En diálogo con EL HERALDO, Cálix, quien lidera el movimiento “Juntos por el Cambio”, dijo con tono firme que estaba “determinado a construir una Honduras sin miedo, a que este sea el otro país libre de maras”, refiriéndose a lo que había hecho Bukele en El Salvador.
En el debate de precandidatos liberales nuevamente lo repitió: “Sabemos lo que hay que hacer, vimos como Nayib Bukele convirtió a nuestro país vecino, que era uno de los más inseguros del mundo en el más seguro del hemisferio occidental”.
“Honduras lo siente, los hondureños lo ven y ansían vivir como viven los salvadoreños; la sonrisa que yo veo en el rostro de los salvadoreños es la que yo quiero ver en los hondureños, porque viven en un país libre de maras. Mi compromiso es ese, hacer de Honduras el otro país libre de maras, construir una Honduras sin miedo, porque hoy tenemos miedo todos”, puntualizó.
Para Jorge Cálix, quien también es diputado al Congreso Nacional, solo necesita dos cosas para lograrlo: voluntad y valor. “Yo tengo la voluntad de hacer de Honduras el otro país libre de maras y de construir una Honduras sin miedo y tengo el valor para llevar a cabo todos los planes y los proyectos”.
Nasralla, por su parte, habló abiertamente del “Plan Bukele” para combatir la criminalidad en Honduras, por eso tiene un equipo de expertos que trabará específicamente en ese tema, que mantiene de rodillas al país.
“Les prometo implementar el plan que implementó en El Salvador Nayib Bukele para la seguridad. Para que todos disfrutemos del día y de la noche; en Honduras vivimos prácticamente en una cárcel, no se puede salir, no se puede ir a ningún lugar porque no podés entrar a tu colonia cuando ya es muy tarde. Eso lo voy a eliminar cueste, lo cueste”, aseguró el precandidato presidencial del movimiento “¡Vamos! Honduras” frente a simpatizantes que le aplaudieron y gritaron su nombre.
La inseguridad la sufrimos todos, por eso aplicaremos el ‘Plan Bukele’ para poder generar seguridad a nuestros ciudadanos.
En el caso del precandidato a alcalde por Choluteca, Quintín Soriano, reafirmó su apoyo al plan de seguridad de Nasralla el mismo día que anunció en un video que formaría parte de su movimiento en la sultana del sur.
“Adiós a los corruptos, trabajo, seguridad y pisto en la bolsa para todos, ‘Plan Bukele’ para Honduras, sí al municipalismo”, dijo, al estrechar la mano de Nasralla.
@quintinsoriano ¡Me uno! 🤝🏼 @Salvador Nasralla #parati ♬ sonido original - QuintinSoriano
De acuerdo con el analista Miguel Cálix, en Honduras nunca han funcionado recetas aplicadas en otros países, pues “se vio con la Constituyente, se vio con la Cuarta Urna, se ha visto con la mano dura y está ocurriendo en este momento con la implementación de políticas de mano dura con la suspensión de garantías”.
El experto afirmó que lo que el país necesita son políticos auténticos, que propongan de acuerdo a las necesidades que tiene la población, ya sea en temas económicos, de seguridad, salud, etc.
“Responder a la inseguridad, a los grandes problemas del país, puede buscarse inspiración en (Javier) Milei en el tema económico; puede buscarse inspiración en Bukele en términos de seguridad; en inversión puede buscarse, incluso, inspiración en un (Gabriel) Boric; en términos de buscar apertura política a través de pactos constitucionales, se pueden buscar modelos, pero todo eso lo debe servir como inspiración no como algo a copiar”, instó.
El abogado y analista Oliver Erazo, por su parte, consideró que hablar de implementar el “Plan Bukele” en Honduras no es malo, el problema es que “ninguno de los candidatos, ni de diputados ni candidatos a la presidencia tiene ni siquiera un 4% de personalidad”, aseguró haciendo una medición de 1 a 10 y comparando a los políticos hondureños con Bukele.
El analista argumentó que para que se implementen las mismas medidas de seguridad que en El Salvador se necesita que los hondureños elijan diputados independientes, no de la línea tripartidista, sino de planillas independientes.
“Eso tendría, en general, lógicamente una plataforma legislativa que obligue a quien gane el Ejecutivo a poder plantear las reformas legislativas duras y severas para poder echar a andar un ‘Plan Bukele’”, arguyó.
Al consultarle sobre las posibilidades de que se alcancen los mismos resultados que en El Salvador, afirmó que es posible, pero no con los elementos actuales, porque la “institucionalidad hondureña no lo permite. La misma clase política de la cual ellos pertenecen tampoco se los permite”, criticó, asegurando que se trata de un “eslogan de campaña”.
Son muchas las razones, de acuerdo con Erazo, principalmente porque “no tienen ni autoridad moral, ni ética política, ni tampoco han demostrado en el ejercicio del poder que son políticos confiables y que generan desde la función pública bien común. Es al contrario. La clase política que tenemos ahorita es una cepa de amebas de corrupción”.
Ejemplificó con el caso del estado de excepción, porque en El Salvador sí funcionó, pero en Honduras no se ven resultados, pues el gobierno no ejecutó ni el 2% de las medidas de la primera faceta de recuperación de la seguridad del plan territorial.
Para el experto, el “Plan Bukele” no tiene que ver con la extensión territorial o economía de un país, sino con una clase política decidida, independiente y sin tener nexos con maras, pandillas ni estructuras vinculadas al narcotráfico.
¿En qué consiste el plan Bukele?
El presidente Nayib Bukele implementó en El Salvador el “Plan de Control Territorial”, que en otros países, debido a su efectividad, es llamado “Plan Bukele”. La medida consta de 6 fases (justo ahora está en la etapa 6), pero tiene una séptima para contener posibles fracasos de las anteriores.
Este plan de seguridad y recuperación territorial se empezó a implementar 20 días después de que Bukele tomara posesión el 1 de junio de 2019, alcanzado, según el mismo gobierno, una reducción significativa en la violencia.
Con la medida se aplicó el régimen de excepción que, además de la detención de cualquier persona de la que se tenía sospecha de estar involucrada en maras y pandillas, también significó una depuración masiva de jueces mayores de 60 años y la creación de 10 juzgados especializados que conocieran los casos de los capturados.
La detención de cualquier persona con sospecha de ser parte de una estructura criminal es solo una parte, probablemente la más importante, pues en El Salvador se aprobaron los “juicios colectivos” para condenar a quienes pertenecieran a una misma mara o pandilla y evitar que la Fiscalía demorara en presentar pruebas.
Las reformas aplicadas al Código Penal fueron encaminadas al aumento de los años de prisión (30 años para agrupaciones y hasta 60 años por ser cabecillas), mientras que los jueces —basados en la normativa— tienen pocas posibilidades de dejar a miembros de estructuras criminales en libertad.
Otra de las medidas, fuertemente cuestionadas, es la aplicación de castigos con 10 años de cárcel a los mayores de 12 años que pertenecen a maras y pandillas y que sean acusados de estar en agrupaciones ilícitas. Pero, al tener 16 y 17 años, la pena es de hasta dos décadas en la cárcel.
Las autoridades salvadoreñas afirmaron que gracias a esas medidas alcanzaron 809 días sin homicidios desde 2019 hasta el 16 de enero de 2025. Los homicidios pasaron de 2,390 a 114.
Esto significa que la tasa de homicidios cayó de 38 a 1.9 por cada 100 mil habitantes, según reportes de la Policía Nacional Civil de El Salvador.
En el caso de Honduras, la tasa de homicidios en 2019 era de 44.80 y 2024 fue 13 veces superior a la de El Salvador, ya alcanzó los 25.52 crímenes por cada 100 mil personas.
Para los expertos, estos resultados dejan en claro que no solo se trata de un estado de excepción en el que se suspenden las garantías constitucionales, sino que hay reformas a las leyes y movimientos en los entes de seguridad y justicia.
